Los españoles han dado una segunda oportunidad a Mariano Rajoy. Han vuelto a confiar en el presidente del Gobierno en funciones para que (esta vez sí) logre formar un Gobierno estable en España. El Partido Popular se afianza como fuerza más votada con 137 escaños, 14 más que en las pasadas elecciones del 20D. Gran parte de esa diferencia viene del desencantado electorado de Ciudadanos. El partido de Albert Rivera ha sufrido en las urnas el pacto que hizo con el PSOE para intentar formar Gobierno.

El PSOE, por su parte, evita el temido sorpasso, contradiciendo lo que parecía algo seguro en las últimas encuestas (incluso, en las recogidas a pie de urna). No obstante, la formación de Pedro Sánchez pierde cinco escaños con respecto al 20D, y sitúa al partido en una difícil posición a la hora de hacer pactos.

El mayor batacazo, casi más moralmente que el de Ciudadanos (que ya se esperaba) es el que ha sufrido Unidos Podemos. La coalición liderada por Pablo Iglesias se ha quedado con las ganas de hacer el adelantamiento por la izquierda. La fusión con Izquierda Unida para las elecciones no ha servido de nada, ya que el partido morado ha mantenido los mismos escaños que el 20D (71). El personalismo excesivo de Iglesias y sus exigencias a la hora de pactar con el PSOE han sido los detonantes de este mal resultado.

Sea como fuere, los resultados del 26J, en cuanto al orden de los cuatro principales partidos, se queda igual que en las del 20D: sin mayorías absolutas, ni siquiera con un pacto posible que alcance los 176 escaños necesarios para gobernar en mayoría.  Y las que hay se antojan imposibles: El pacto PP-PSOE, que sí superaría la amplia mayoría absoluta, es inviable, al menos de momento. 

Otra apuesta es un pacto PP-Ciudadanos, contando con la abstención del bloque socialista. Esta coalición no alcanzaría ni de lejos la mayoría absoluta, y se encontraría con el portazo de la oposición en gran parte de las medidas del programa popular. A ello se une que una de las líneas rojas de Albert Rivera durante la campaña fue que no apoyaría un Gobierno del PP presidido por Mariano Rajoy. Aunque Rivera ya parece haberse echado atrás en esa afirmación.

La otra opción es una gran coalición de izquierdas, capitaneada por el PSOE. Pero visto lo visto en las declaraciones de Pedro Sánchez tras los resultados de las elecciones, esta opción tampoco parece fácil, a menos a corto plazo.

Ante este panorama, ¿acuerdo 'in extremis' o terceras elecciones en España? Hagan sus apuestas. 

Laura Sánchez, directora de DIRIGENTES