En un mundo cada vez más conectado y tecnológicamente avanzado, la transformación digital ha demostrado ser un catalizador fundamental para el crecimiento y la evolución de diversas industrias como la financiera y la aseguradora, sectores que han experimentado cambios profundos y relevantes en los últimos años, gracias a la innovación. En este escenario, el sector FinTech ha emergido como clave en esta revolución, redefiniendo la forma en que las personas, las empresas y las instituciones se relacionan con los servicios financieros. En su esencia, la palabra FinTech representa la convergencia entre las finanzas y la tecnología para ofrecer servicios financieros disruptivos. Ya sea cambiando significativamente la manera en la que se prestan servicios existentes, o creando servicios completamente nuevos. Esta convergencia ha dado lugar a una serie de innovaciones que han desafiado el status-quo en la industria financiera, la innovación tecnológica financiera ha puesto también a prueba las normas, y leyes existentes, que ha sido necesario revisar y actualizar, y la creación de nuevos escenarios que deben proteger al consumidor y a las empresas.

Además, la disrupción digital ha democratizado el acceso a estos servicios, poniéndolos al alcance de una audiencia mucho más amplia. Ese es una de las grandes contribuciones del sector FinTech a la sociedad. Su contribución para acercar productos y servicios financieros que hacen la vida más sencilla al conjunto de los ciudadanos. La rapidez, la eficiencia y la seguridad han sido pilares básicos de este proceso, de modo que los avances en la digitalización han permitido la creación de plataformas más ágiles para llegar a más gente y para hacerlo de forma más eficaz, simplificando procesos, reduciendo la burocracia y, en última instancia, mejorando la experiencia del usuario. Por poner un ejemplo, los sistemas de pago en tiempo real han cambiado la forma en que las personas y las empresas realizan transacciones, eliminando las demoras, reduciendo las fronteras geográficas y reduciendo costes, a la vez que mejoran la seguridad.

Unas soluciones de pago que además crean un entorno mucho más eficiente y seguro, desafiando algunas de las normas convencionales de las transacciones financieras. Además, la transformación digital ha redefinido la competencia en el sector financiero, ya que las empresas FinTech han puesto a prueba a las instituciones financieras tradicionales, acelerando la adaptación y evolucionando para mantenerse actualizadas a las necesidades cambiantes de la sociedad. Esta competencia sana ha dado lugar a una mayor innovación y variedad de opciones para los consumidores donde las instituciones financieras tradicionales comenzaron a colaborar con empresas FinTech para aprovechar su conocimiento tecnológico y su agilidad en la creación constante de nuevos productos y servicios innovadores. Uno de los últimos invitados a esta transformación la protagoniza el desarrollo de la inteligencia artificial, que permite analizar grandes volúmenes de datos y brindar información útil sobre determinados hábitos financieros, lo que simplifica, optimiza y acorta la toma de decisiones eficientes.

En definitiva, la digitalización permite una mayor eficiencia, accesibilidad y seguridad para la industria financiera y, aunque presenta desafíos diarios, tanto internos como externos, seguiremos trabajando para establecer un ecosistema financiero más diverso y resistente en el futuro que siga teniendo como prioridad al usuario financiero