La combinación de la paridad del poder adquisitivo (PPA) y la paridad de los tipos de interés (PTI) nos permite explicar cómo estos últimos y las expectativas sobre la inflación futura impulsan al oro a lo largo de la trayectoria hacia su precio de equilibrio a más largo plazo. Suponemos que la dinámica a medio […]
La combinación de la paridad del poder adquisitivo (PPA) y la paridad de los tipos de interés (PTI) nos permite explicar cómo estos últimos y las expectativas sobre la inflación futura impulsan al oro a lo largo de la trayectoria hacia su precio de equilibrio a más largo plazo. Suponemos que la dinámica a medio plazo del oro se rige en gran medida por la variación de los yields reales, el dólar estadounidense y la demanda de activos seguros, mientras que el metal precioso se mueve tanto con la inflación como con el nivel de los tipos de interés a largo plazo.
En los periodos de previsión tácticos y de transición, suponemos que el precio del oro sigue una función lineal de los factores mencionados. Para tener en cuenta su tendencia de equilibrio a largo plazo, modelamos el oro en términos reales deflactando el precio (nominal) del oro en dólares con el IPC general de Estados Unidos. Estimamos el modelo en diferencias logarítmicas mes a mes, lo que económicamente corresponde a la modelización del rendimiento neto mensual de las inversiones en oro.
Los resultados de nuestras estimaciones (gráfico 1) confirman la gran importancia de los yields reales, que persiste cuando se añaden otras variables explicativas a la ecuación (modelos 2-6). Los resultados confirman además la importancia del dólar estadounidense y la inclusión de medidas de incertidumbre añade más poder explicativo.
Dada su naturaleza complementaria (baja correlación), incorporamos ambos índices -el MOVE y las amenazas geopolíticas- en nuestra regresión de referencia. La importancia económica de los factores puede apreciarse en sus contribuciones a las variaciones del precio real del oro en dólares (gráfico 2). Los resultados demuestran que los yields reales ejercen la mayor influencia, seguidos por el dólar estadounidense y la demanda de activo refugio, que impulsan la variación del precio sólo en menor medida. No obstante, estos últimos impulsores pueden seguir aportando importantes contribuciones temporales.
Para realizar nuestra previsión a largo plazo, suponemos que los factores que rigen la dinámica a medio plazo del oro se desplazan gradualmente hacia sus equilibrios a largo plazo, de modo que deberían ejercer una menor influencia sobre el precio. Por lo tanto, a largo plazo suponemos que el oro se verá impulsado principalmente por la inflación estructural (gráfico 3). Dada la prominente posición de la economía estadounidense en la economía global, suponemos que el oro subirá en consonancia con nuestras proyecciones de inflación general en Estados Unidos.