En la actualidad, los inversores de renta fija deben adaptarse a un entorno muy diferente que afecta a la forma de gestionar esta clase de activo, sobre todo las carteras de crédito. El entorno de tipos de interés y rendimientos bajos de los últimos años, con el que sufrieron los inversores en renta fija, ha […]
En la actualidad, los inversores de renta fija deben adaptarse a un entorno muy diferente que afecta a la forma de gestionar esta clase de activo, sobre todo las carteras de crédito.
El entorno de tipos de interés y rendimientos bajos de los últimos años, con el que sufrieron los inversores en renta fija, ha dado paso a un panorama completamente nuevo. En 2020, si invertías en bonos del Tesoro, la probabilidad de que obtuvieras un rendimiento negativo era muy alta –en resumen, era pagar por comprar deuda pública, mientras que incluso en los sectores de mayor rendimiento las rentabilidades totales se veían amenazadas.
El año pasado asistimos a un giro en la política monetaria de los bancos centrales para hacer frente a la inflación, y esperamos que esta tendencia continúe. De cara al futuro, confiamos en que este nuevo régimen, marcado por unos de los niveles más altos de inflación, mayor volatilidad y una política monetaria más restrictiva, se mantenga sin cambios.
Esta nueva coyuntura genera oportunidades únicas para los inversores en renta fija a largo plazo, sobre todo en el seguimiento de crédito, siempre y cuando logren desenvolverse con éxito.
El régimen macroeconómico en el que nos adentramos se define por una serie de características nuevas que, en conjunto, modificarán nuestro punto de vista sobre la deuda. Prevemos una inflación más alta e inestable, una mayor volatilidad de los tipos de interés, una política monetaria más restrictiva, un aumento de la dispersión (en concreto en el sector de crédito) y más períodos de correlación positiva entre la renta fija y la renta variable.
Si bien las reglas de juego no han saltado por los aires, pensamos que en cierto modo el entorno actual ha reformulado los criterios para invertir en renta fija con buenos resultados. Para ello, pueden resultar útiles los siguientes consejos:
Con todos estos aspectos en mente, los próximos 12 meses serán de gran interés para los mercados de bonos. La continua desaparición de las políticas acomodaticias de los bancos centrales acentuará estos riesgos idiosincráticos en un momento en el que las compañías muestran cada vez más un comportamiento de ciclo tardío.
Aunque no esperamos una recesión profunda, tampoco pensamos que los bancos centrales hayan vencido a la inflación. Esto significa que probablemente habrá una recesión más larga pero menos profunda y que los rendimientos de los bonos pueden seguir siendo elevados, quizá durante más tiempo de lo que el mercado supone. En consecuencia, los rendimientos del crédito pueden ser saludables a medida que las empresas desapalanquen sus balances en un entorno económico lento, pero no catastrófico. Si las sorpresas en materia de tipos pillan al mercado con el pie cambiado, entonces los inversores pueden esperar una mayor volatilidad, lo cual brindará a los gestores activos la oportunidad de obtener mejores resultados.