En 2018 se han aprobado una serie de medidas fiscales en diferentes autonomías, ¿cómo afectan en el terreno de la inversión y más en concreto en la industria de los fondos? En el territorio histórico de Bizkaia las Juntas Generales, que son nuestro parlamento, están ultimando la aprobación de medidas fiscales como la bajada del […]
Dirigentes Digital
| 15 mar 2018
En 2018 se han aprobado una serie de medidas fiscales en diferentes autonomías, ¿cómo afectan en el terreno de la inversión y más en concreto en la industria de los fondos? En el territorio histórico de Bizkaia las Juntas Generales, que son nuestro parlamento, están ultimando la aprobación de medidas fiscales como la bajada del tipo de Sociedades, o la aplicación de deducciones en Renta y en Patrimonio al emprendimiento o a la atracción de personal altamente cualificado. Esas medidas están enfocadas a hacer de Bizkaia un territorio más atractivo para la inversión. En cuanto a los fondos también estamos regulando el tratamiento tributario para tres Fondos europeos; los Fondos de capital riesgo, los de emprendimiento social y los de inversión a largo plazo. Podríamos decir que Bizkaia es pionera en desarrollar estos tres instrumentos financieros que por primera vez se han creado a nivel de todos los Estados miembros de la Unión, no de cada uno en concreto. Si nos fijamos en la situación actual vemos que si una de las grandes dificultades de cualquier Fondo de inversión para operar, captar fondos o invertir en otro Estado de la Unión Europea es que tiene que constituir una sucursal en ese otro Estado, pedir autorización a la Comisión Nacional del Mercado de Valores, etc,… con lo cual si quiere operar en los 28 Estados miembros, necesita 28 entidades, 28 reguladores y 28 autorizaciones. Lo que permiten estos nuevos instrumentos aprobados por el Parlamento Europeo y el Consejo es que el Fondo se constituya en un país, aprobado por su autoridad regulatoria, y que pueda operar desde ese momento en los 28 Estados miembros. Ahora bien, lo que ocurre es que estos instrumentos, siendo muy buenos desde el punto de vista financiero, no se utilizan porque no tienen un régimen fiscal favorable. De hecho, tienen un régimen fiscal peor que el de los instrumentos nacionales. Por eso en Bizkaia damos un tratamiento fiscal a estos fondos. Es el mismo tratamiento fiscal que tenemos para los fondos internos (para los fondos de capital riesgo españoles, o para las instituciones de inversión colectiva españoles) y a la vez hemos aprovechado para caracterizar determinados de esos fondos y darles unos incentivos fiscales. De este modo, y esto creo que también es destacable, estamos promoviendo una nueva filosofía fiscal de relación entre los contribuyentes y la actividad económica. En resumen, el Parlamento Europeo y la Comisión Europea han establecido estos instrumentos para dinamizar la economía en el marco de su estrategia Europa 2020, y la Diputación ha visto que encaja perfectamente con su propia estrategia, Bizkaia Goazen 2030. Entendemos que para dinamizar la actividad económica debemos dinamizar también el sector financiero, que a fin de cuentas es el que inyecta gasolina al motor de la economía real. No hay actividad sin financiación. Por eso hemos aprovechado nuestra capacidad para fijar las reglas de la fiscalidad utilizando esos instrumentos que nos da Europa y que hasta ahora no tenían régimen fiscal. Dentro de la estrategia destaca la caracterización tributaria de los fondos de inversión europeos a largo plazo, para canalizar el ahorro y la financiación empresarial, ¿qué puede explicar en relación a esta afirmación? Como decía se han establecido unos instrumentos europeos que pueden actuar en toda Europa. En Bizkaia hemos establecido el régimen tributario de esos instrumentos, pero también hemos visto que hay que implicar a los ciudadanos en la financiación de la actividad económica. Para cualquier ciudadano las posibilidades de optimización fiscal son; invertir en vivienda o invertir en planes de pensiones para su jubilación futura. La optimización fiscal de su IRPF viene únicamente por esas dos vías. Pero según en qué franja de edad se encuentre ya no se pueden aprovechar, porque una persona que esté jubilada generalmente va a tener su vivienda pagada y no va a poder reducirse aportaciones a EPSV, con lo cual tiene un ahorro que difícilmente puede optimizar, y menos aún con los tipos de interés tan bajos. Por eso hemos establecido la idea de dar otro instrumento fiscal, vinculado a unas finalidades concretas, que ayude a la gente que quiere optimizar fiscalmente. Dentro de los fondos de inversión a largo plazo europeos hemos caracterizado tres tipos: uno vinculado al fomento de la innovación, otro vinculado al fomento de la financiación de la actividad económica y otro al fomento a la capitalización productiva. Esto es, los vinculamos a que, especialmente pequeñas y medianas empresas y microempresas, puedan tener acceso a financiar sus instrumentos de capital. Dentro de esa perspectiva lo que estamos planteando es que los ciudadanos se involucren en que su ahorro se destine a estas finalidades, que son positivas para su vida porque son las que se alinean con la Estrategia Europa 2020 y con la generación de actividad económica a cambio de un incentivo fiscal. Es importante destacar además que lo pueden hacer siempre con seguridad jurídica, porque requerimos que todos estos instrumentos estén garantizados, bien por una sociedad de garantía recíproca o por un seguro de caución. De esta manera los ciudadanos que no tienen grandes conocimientos financieros no entrarán en un producto en el que luego se puedan quedar con pérdidas. En concreto, estas nuevas medidas fiscales creen que pueden generar oportunidades a aquellas empresas o gestoras que se decidan implantar en Bizkaia… ¿Por qué? Estamos dando oportunidades para que estos instrumentos del Parlamento Europeo se desarrollen, porque obviamente sin un régimen fiscal propio no se pueden desarrollar. Si un FILPE europeo tributa al 28%, al 25% o al 24% y un fondo de inversión español tributa al 1%, evidentemente los FILPE nunca van a funcionar en el mercado. Con lo cual tenemos que tanto el Consejo Europeo, donde están representados todos los gobiernos, como el Parlamento, que representa a todos los ciudadanos europeos han creado unos instrumentos para una finalidad que consideran positiva, pero que no se puede desarrollar hasta que se les de un vehículo fiscal adecuado. Ahí es donde ha entrado en juego la Diputación de Bizkaia, y en ese sentido somos optimistas. Ahora bien, nosotros como Diputación no entramos en los aspectos de negocio, de la actividad económica como tal. Nosotros hemos creado el marco normativo para que puedan desarrollarse privadamente los proyectos. De hecho la Diputación no va a estar involucrada en la gestión de ninguno de estos fondos. Hemos creado el marco regulatorio para que luego sean los expertos, los gestores del sector, quienes lo desarrollen. ¿Cuáles son las ventajas? Bizkaia ha establecido ventajas para los fondos, al darles el mismo tratamiento que tienen los fondos españoles equivalentes. Es decir, hasta ahora teníamos un tratamiento para los fondos de capital riesgo españoles e instituciones de inversión colectiva sometidos a la normativa común. Tanto los fondos de capital riesgo europeos como los fondos de emprendimiento social europeos como los FILPE, los fondos inversión a largo plazo europeos, son similares en cuanto a finalidad, y no tenían tratamiento fiscal. Con lo cual a estos fondos les damos el tratamiento equivalente que dábamos a los fondos españoles y de hecho les estamos dando una ventaja respecto a la situación anterior. En Madrid no se puede comercializar un FILPE en estos momentos con el tratamiento fiscal de institución de inversión colectiva. En Bizkaia sí. Eso significa que le estamos poniendo en la misma posición competitiva que están los instrumentos internos. Otra cosa es que los que se dediquen a fomentar la innovación en las condiciones que establece la norma foral, la financiación de la actividad económica o la capitalización productiva, además van a tener incentivos para el inversor: en el IRPF, en el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones y en el Impuesto sobre el Patrimonio. Es decir, en la fiscalidad personal del inversor. ¿Qué nivel de captación de gestoras y empresas esperan tener de cara el futuro con estas ventajas que comenta? Ojalá sea un éxito, porque para eso hacemos todos los instrumentos normativos, pero no tenemos estimaciones. Lo que estamos haciendo, en nuestro papel como administración, es dar una herramienta a los operadores privados para que luego lo utilicen. Dicho esto, por lo que se está moviendo intuimos que van a tener un cierto éxito porque con el proyecto aún en fase de tramitación en el parlamento de Bizkaia ya hay movimiento. Ya conocemos que hay fondos de capital riesgo europeos que se quieren constituir en Bilbao, que se están tramitando FILPES en la CNMV, que se están tramitando fondos de capital riesgo europeos. Vemos que sí se ha dinamizado. En cuanto a tareas pendientes… ¿Qué considera que falta por hacer aún? Lo que hemos hecho hasta ahora es una primera batería de medidas para dinamizar todos estos instrumentos financieros, y en el futuro habrá que completarlas o corregirlas, porque estamos abriendo un camino que no se había explorado antes. Incluso hay terrenos que aún se están delimitando, como por ejemplo el de los fondos de emprendimiento social europeos. Estos fondos están vinculados a la economía ESG, a aplicar criterios de valores a las finanzas. Esta es una tendencia que se está desarrollando a nivel internacional tanto por la ONU como por la OCDE o por la UE y ahí Bizkaia también está trabajando. En ese campo sí hay tareas pendientes, porque aún no hay unos estándares internacionales definidos sobre qué criterios definen la economía ESG. Tenemos que participar en esa definición, pensando además que entre los valores de Bizkaia siempre ha estado como un elemento fundamental no un capitalismo salvaje por sí, sino que las finanzas estén acompañadas de unos valores, de unos componentes medioambientales, éticos, sociales, de buen gobierno. Estamos trabajando en eso y probablemente en el medio plazo tendremos una nueva Norma Foral que profundice en ese ámbito. Actualmente se ha aprobado la nueva directiva europea, Mifid II, que aún está en ciernes. ¿Cómo se adaptan a la nueva regulación? Realmente la directiva MIFID II no tiene una incidencia directa en la regulación que está haciendo Bizkaia, que es la regulación fiscal de un marco para que los operadores financieros, los fondos, las entidades financieras, o entidades de crédito comercialicen estos productos y los desarrollen. Ellos están sometidos a las condiciones que establece la directiva, porque esa directiva está dirigida a los intermediarios financieros precisamente para regular las condiciones en las que pueden comercializar sus productos. Y se aplica plenamente a todos los productos que estamos regulando, pero no sobre la parte fiscal, sino sobre la parte financiera. La Diputación Foral de Bizkaia comparte todas las preocupaciones que llevaron a poner en marcha la directiva MIFID II, como que los ahorradores estén protegidos y que no incurran en riesgos por desconocimiento. Por eso entre otras cosas los fondos que tienen incentivos fiscales requieren una garantía por una sociedad de garantía recíproca o por un contrato de seguro de caución. De este modo, estamos yendo incluso más allá de lo que establece la directiva MIFID II para proteger a los ahorradores.