Vehículos conectados, coches autónomos que no necesitan conductor, ciudades inteligentes, big data, car sharing…, todos estos conceptos parecen sacados de una obra futurista pero lo cierto, es que son las tendencias hacia las que se dirige la movilidad en el mundo de la automoción. La forma en la que se desplazan las personas dentro de las ciudades está evolucionando. Y esto es gracias a las nuevas tecnologías, que están jugando un papel trascendental y vertebrador en el desarrollo del concepto de movilidad. Uno de los cambios más inmediatos es el que ya se ha producido en la mentalidad de las nuevas generaciones, no tan aferradas al concepto de propiedad como generaciones anteriores. Los usuarios actuales tienden a utilizar los vehículos solo cuando es necesario, renunciando a los beneficios pero también a las responsabilidades que supone la propiedad individual. Algunas de las expresiones de este modelo de economía, que ya se pueden ver en el mercado, es el car sharing, la opción de compartir un trayecto en coche, alquilar vehículos entre personas y, no tardando mucho, incluso poner a disposición de los trabajadores de una empresa una flota compartida de vehículos. Otra de las tendencias de futuro es el uso de vehículos autónomos. Según datos extraídos del estudio ‘El futuro de la movilidad’, elaborado por LeasePlan en colaboración con Opinno, se estima que los errores humanos son el 90% de las causas de los accidentes ocurridos en las zonas urbanas. El uso de esta tecnología permite omitir el factor del fallo humano y reducir la tasa de siniestralidad. No obstante, todavía quedan retos tecnológicos que superar para alcanzar una implantación real. Sin duda, el mayor escollo será actualizar las legislaciones que actualmente no permiten la utilización de este tipo de vehículos por cuestiones como la responsabilidad en caso de accidente o la convivencia con los coches tradicionales. Unos 150 millones de vehículos estarán conectados a Internet en 2020. Cada uno de ellos detectará y compartirá cambios en sus sistemas internos y datos de localización, así como variaciones en el entorno en tiempo real. Las aplicaciones estarán adaptadas a las características y necesidades de los vehículos y permitirán al conductor llevar a cabo acciones, tales como actualizar la navegación a tiempo real o encontrar y pagar aparcamiento vía online. Llevado al entorno público, las administraciones tendrán la capacidad de planificar globalmente y a tiempo real, tanto el transporte público como el privado, mediante las redes de sensores que monitorizarán las calles de las ciudades inteligentes y los coches conectados. Como resultado, el coste económico y la polución se podrían ver notablemente reducidos. Todo apunta a que la movilidad del futuro circulará por vías innovadoras marcadas por la tecnología y orientadas hacia la búsqueda de una mayor eficiencia, reducción de tiempos y de costes. Ahora es el momento de definir dichas vías y anticiparnos a ellas, solo así estaremos preparados para afrontar los retos que presente la movilidad conectada del futuro. Alberto Sáez, consejero delegado de LeasePlan España