La recesión global, convertida en crisis de deuda soberana europea, ha visto a los acreedores internacionales imponer una fuerte austeridad en aquellos países que necesitan un rescate, para disgusto de los mercados, expertos y un montón de economistas. De hecho, la austeridad sólo prolonga la miseria, argumentaron muchos de ellos, señalando con el dedo a […]
Dirigentes Digital
| 16 dic 2015
La recesión global, convertida en crisis de deuda soberana europea, ha visto a los acreedores internacionales imponer una fuerte austeridad en aquellos países que necesitan un rescate, para disgusto de los mercados, expertos y un montón de economistas. De hecho, la austeridad sólo prolonga la miseria, argumentaron muchos de ellos, señalando con el dedo a los acreedores, y a Alemania en particular.
Si nos fijamos en un país como Grecia, este argumento puede, al menos superficialmente, tener algún mérito. Tras siete años en recesión, la tasa de desempleo griega sigue siendo abismalmente alta en el 24,6% (en septiembre), cayendo ligeramente desde un máximo del 27,9%, y el PIB se contrae a un ritmo de 1,1% en tasa interanual, y sigue estando un 27% por debajo del máximo de mediados de 2007.
No obstante, hay otros países donde las cosas han mejorado, incluyendo a España y Portugal, pero no sobresalen tanto como Irlanda. ¿Cómo han cambiado las cosas en este país? La crisis bancaria irlandesa tuvo serias implicaciones en su economía, con un PIB hundiéndose un 11,2% en dos años mientras que el desempleo se disparó hasta el 15% desde menos del 5%.
Los bancos irlandeses se habían endeudado fuertemente en el extranjero durante los años de la burbuja en el mercado inmobiliario y la congelación del sector vio primero la introducción de la Ley de Instituciones de Crédito en 2008 y luego la recapitalización del Bank of Ireland y Allied Irish Bank, hasta que finalmente, en noviembre de 2010, vimos una solicitud de rescate por valor de 85.000 millones de euros. Las medidas de austeridad provocaron un gran descontento entre los expertos, los políticos y el público en general, pero merece la pena que analicemos los resultados.
Tal vez, hay más de una economía y una recuperación, más que limitarse a la austeridad frente a no- austeridad. Quizá sea necesario también tener en cuenta otros factores, incluyendo la voluntad de las autoridades de un país rescatado para hacer frente a las cuestiones fundamentales y poner en práctica las reformas.
La forma en la que Islandia manejó la situación parece haber dado sus frutos con el PIB ahora un 2,9% por encima del máximo en 2007 (después de una caída del 12%), mientras que el desempleo es de sólo del 2,6% frente a menos del 1% que vimos en 2007 y más de 9% en 2010.
Pero esto no quiere decir que sea la única manera, e Irlanda es prueba de ello. De hecho, el PIB aumentó en 2010 y todos los años desde entonces, y ahora se encuentra un 7,3% por encima del máximo previo y un 20,8% por encima del máximo de finales de 2009.
A las reformas estructurales en Irlanda, incluida la reestructuración bancaria, cuyas hojas de balance han adelgazado (aunque esto está lejos de ser un capítulo cerrado) hay que añadir la consolidación de las finanzas públicas y el fomento de la competitividad. Las exportaciones aumentaron notablemente en los años pre-crisis, pero también lo hicieron los salarios, lo que provocó el deterioro de la competitividad.
Esto se ha invertido y las exportaciones están creciendo de nuevo con firmeza. Sin duda, la consolidación de las finanzas públicas (el déficit presupuestario se ha reducido a menos del 3% este año, proyectado, desde más del 10% en cada uno de los años 2009-2011) pone presión bajista en la demanda interna, pero la confianza del consumidor se ha recuperado con fuerza junto a la economía.
Los consumidores están mostrando más confianza de lo que han tenido estos años, de hecho, la confianza aumentará pronto por encima de los niveles vistos durante el máximo de los años de la burbuja. Las empresas también son "felices" con los PMI situándose normalmente muy por encima de 50, para los sectores de manufacturas y de servicios, la deuda pública irlandesa con el PIB se ha reducido a un (todavía alto) 107% desde el 120% y el superávit de la cuenta corriente está en torno al 5% del PIB en comparación con un déficit similar en 2008.
Se prevé que el PIB de Irlanda crezca a un ritmo saludable en los próximos dos años, es decir, tendremos déficits más bajos, menor desempleo y más negocios.
Cuando se vive por encima de nuestras posibilidades durante más de una década, lo que debería ser justamente criticado y mejorado es la configuración estructural de una economía. Algunos países, como Irlanda y los países bálticos, y hasta cierto punto también Portugal y España, lo entendieron, aunque la tasa de respuesta cambió.
Mads Koefoed, director de estrategia macroeconómica de Saxo Bank.