La inversión en I+D es la asignatura pendiente para la mayoría de empresas españolas. Para reducir las barreras de entrada que se pueden encontrar los empresarios, existen algunas herramientas que facilitan esta tarea. La principal son los incentivos fiscales que reducen el coste de estas actividades. En España, los incentivos fiscales permiten a las empresas […]
Dirigentes Digital
| 18 oct 2014
La inversión en I+D es la asignatura pendiente para la mayoría de empresas españolas. Para reducir las barreras de entrada que se pueden encontrar los empresarios, existen algunas herramientas que facilitan esta tarea. La principal son los incentivos fiscales que reducen el coste de estas actividades.
En España, los incentivos fiscales permiten a las empresas recuperar entre un 25 y un 42% del gasto realizado en I+D. Este porcentaje se puede ampliar en el caso de contar con deducciones adicionales por personal investigador. A pesar de ello, todavía hay un 19% de empresas que podrían aplicarse deducciones y no las estás utilizando, según el Barómetro internacional de financiación de la Innovación, realizado por Alma Consulting Group.
Si se tienen estas ventajas fiscales, ¿por qué no se utilizan? La falta de información y las trabas burocráticas están detrás de este ratio. El 75% de los encuestados necesitan ayuda externa para el asesoramiento y gestión de las deducciones, según afirma es estudio. Además, señalan que las empresas que trabajan de manera interna las deducciones por I+D, necesitan una media de dos personas para gestionar estos incentivos.
En el Barómetro se han analizado las 1.500 empresas más innovadoras de un total de 10 países, 9 en Europa (Alemania, Bélgica, España, Francia, Hungría, Polonia, Portugal, Reino Unido y República Checa) y uno en Norteamérica, Canadá. En la mayoría de los casos, las empresas estudiadas han sido pymes, mientras que en España el 25% supera los 50 millones de euros en facturación.
¿Qué ventajas tienen estas deducciones?
La primera que destaca el estudio es la accesibilidad ya que cualquier sujeto pasivo del Impuesto de Sociedades se puede ver beneficiado de estos incentivos. Además, el efecto financiero es inmediato en el resultado neto y en los fondos propios. Aunque la más importante es que es compatible con las ayudas públicas y el incentivo a la cesión de conocimiento.
Competitividad
En el caso de las empresas nacionales, el 86% de las empresas se consideran competitivas; en cambio, sólo un 68% cree que España es un país competitivo. Esta diferencia abre una brecha en cuanto a políticas estratégicas empresariales y políticas nacionales.
El estudio afirma que, frente a la cultura tradicional que dictaba que la innovación quedaba exclusivamente ligada a un contexto industrial y tecnológico, actualmente las empresas deben asumir que la innovación afecta a todas las áreas funcionales, desde el diseño y desarrollo de bienes o servicios y las comunicación hasta los recursos humanos o la gestión empresarial.
Entre las principales conclusiones del estudio destaca que, mientras que las empresas internacionales asocian competitividad a innovación, en el caso de las españolas, la competitividad se asocia con la satisfacción del cliente.
Otra de las diferencias que más sorprenden del estudio y que denotan la concienciación en España sobre la innovación es que el 42% de las empresas consideran que es un asunto importante a la hora de incrementar la competitividad frente al 28% de las compañías internacionales. Sin embargo, todavía para algunas de menor tamaño, la innovación es sinónimo de complejidad y desconocimiento, según la consultora.
Barreras a la innovación
Aunque la mayoría de empresas consideran la innovación clave en muchos aspectos, solo un porcentaje pequeño realiza actividades innovadoras. Para el estudio, es normal que con la actual situación económica española las empresas tengan otras prioridades por encima de la innovación, aunque sean conscientes de la importancia de ésta.
Además, 9 de cada 10 empresas considera difícil innovar hoy en día en España, lo que hace pensar que las barreras de entrada imposibilitan a las empresas realizar inversión en I+D. Los costes, la falta de conocimientos o el propio mercado son algunas de las barreras que encuentran los empresarios españoles, según el Instituto Nacional de Estadística (INE).