Brasil está a punto de cerrar un año complicado. La delicada situación económica ha sido la gran protagonista de este 2015, en el que el país ha entrado en recesión. Además, las perspectivas para los próximos meses tampoco apuntan a que vaya a despegar durante 2016. A este panorama hay que sumarle la crisis política […]
Dirigentes Digital
| 10 dic 2015
Brasil está a punto de cerrar un año complicado. La delicada situación económica ha sido la gran protagonista de este 2015, en el que el país ha entrado en recesión. Además, las perspectivas para los próximos meses tampoco apuntan a que vaya a despegar durante 2016. A este panorama hay que sumarle la crisis política que vive la región.
La presidenta del país, Dilma Rousseff, hace frente a una crisis política que podría sacarla del gobierno. La líder del Partido de los Trabajadores encara una petición de "impeachment" tras las supuestas irregularidades de las cuentas presentadas por su Gobierno en 2014. Ahora, a la espera de que una comisión evalúe si de verdad se cometieron esas irregularidad, la posición de Rousseff es muy delicada.
Por ello, la influencia de Rousseff se ha visto menguada. "Quiero seguir en la Presidencia, primero porque fue elegida para ello y después porque tengo la certeza de que en los últimos 500 años nadie en Brasil ha hecho un programa para que la población más pobre tenga casa propia", señalaba esta semana la líder brasileña.
Además, sobre el Gobierno y la mayoría de instituciones del país pesa el escándalo de corrupción que gira en torno a Petrobras. Los hilos de la trama han salpicado no sólo a los ex directivos de la petrolera, si no que también llegan a otras instituciones de la política brasileña como el Congreso o al principal banquero del país.
Esta situación a punto de desbordarse ha hecho que la agencia de calificación crediticia Moody’s haya decidido considerar la posibilidad de bajar la nota a la deuda del país en su próxima evaluación. Esto significaría que el país perdería el grado de inversión.
A través de un comunicado, la agencia destaca que "el inicio del proceso de destitución contra la presidenta a principios de diciembre causa más dudas en la perspectivas de cooperación entre el Congreso y la Presidencia de cara a aprobar importantes medidas de consolidación fiscal para el 2016".
De confirmarse la rebaja del rating, la agencia se uniría a Fitch y a Standard & Poor’s, que ya rebajaron la nota de Brasil durante este otoño por el empeoramiento de los ratios económicos.
La dificultad de ser bono basura
Estas nuevas condiciones harán que muchos inversores tomen más precauciones a la hora de pensar en Brasil como destino para su dinero. Para Moody’s, por ejemplo, este grado implica riesgo de impago, especialmente en el caso de los cambios adversos en las condiciones empresariales y económicas".
Además, de alguna forma, la economía de Brasil despertará la desconfianza de los inversores que le harán mayores exigencias. ¿Qué quiere decir esto? El país tendrá que pagar más intereses si quiere que le presten dinero. Eso, siempre y cuando los inversores se ‘fíen’ ya que muchos con perfil conservador evitaran tomar posiciones en sus activos.