Ayer Mas se acostó vencedor de las elecciones o por lo menos eso dijo en el estrado a la hora de celebrar la victoria de la candidatura que defendía la independencia. "Nos encontramos legitimados de seguir adelante", incidió; pero la dura realidad es que abre un periodo de incertidumbre en la deriva soberanista a no […]
Dirigentes Digital
| 28 sep 2015
Ayer Mas se acostó vencedor de las elecciones o por lo menos eso dijo en el estrado a la hora de celebrar la victoria de la candidatura que defendía la independencia. "Nos encontramos legitimados de seguir adelante", incidió; pero la dura realidad es que abre un periodo de incertidumbre en la deriva soberanista a no recabar los suficientes voto. Los plazos políticos y la dependencia de la CUP pueden borrar del mapa al actual president en funciones.
La formación anticapitalista ha insistido durante toda la campaña que no haría presidente a Artur Mas, y hoy se ha mostrado firme en sus posiciones. Los diez escaños logrados son indispensables para que Mas salga reelegido. El líder de la formación Antonio Baños, ha afirmado que "el próximo president no se le puede identificar con los recortes". Pero ha ido más allá y ha reconocido que los independentistas no han ganado el supuesto plebiscito. La CUP ha defendido durante la campaña que apoyaría una declaración unilateral de independencia si había mayoría en votos y escaños. Con lo que la declaración de independencia queda aparcada por parte de la CUP.
El resultado de las elecciones ha dejado a las fuerzas independentistas sin el carácter plebiscitario y con la obligación de formar un Gobierno autonómico que gestione Cataluña. Los plazos con los que cuenta el Parlament deja a la candidatura de Mas con la necesidad de pactar para formar Govern y ninguna de las fuerzas políticas con representación le quieren.
Se abre un plazo de 20 días para formar Gobierno y el candidato que proponga Junts Pel Sí requerirá el apoyo de la mayoría absoluta de la cámara (68 escaños de 135). Pero si no se alcanza, debe someterse dos días después a un segundo debate y votación en el que basta con la mayoría simple. Sin la CUP o cualquier otra fuerza política que apoye al candidato en un plazo de dos meses, se tendrá que convocar nuevas elecciones.
Si quieren gobernar CiU y ERC, con el actual escenario, deberán prescindir de Mas y aceptar la exigencias de la CUP u otros partidos parlamentarios por lo que con seguridad tendrán que variar lo que llaman la "hoja de ruta unitaria del proceso soberanista catalán". La CUP ha marcado otras prioridades como comenzar un proceso constituyente y cambio social para la próxima legislatura.
A todo esto se une que si se alarga las negociaciones, el nuevo Govern se encontrará con la pre campaña de las generales. Los independentistas reconocen que será necesario abrir un diálogo en la declaración unilateral con el Gobierno de España. Como muy tarde el actual Ejecutivo de Rajoy pasará a estar en funciones a partir del uno de noviembre, ya que porque el decreto de disolución de las Cortes Generales y de convocatoria de elecciones generales se debe publicar 54 días antes de los comicios, para apurar la fecha del 20 de diciembre.
Tras el 27 de septiembre, lo único cierto del horizonte político que se abre es que la independencia no será inmediata y queda por ver si se queda sin el capitán que quería pilotarla. Lo que es seguro que tendrá que esperar. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha ofrecido diálogo y lealtad al Ejecutivo que se conforme en Cataluña, pero siempre dentro de la ley y con el límite de la "unidad de España" y la "soberanía nacional". Rajoy no pondrá encima de la mesa propuestas concretas ni tomará la iniciativa en la búsqueda del entendimiento con los independentistas.