Entrevista Jose María Blanco Navarro, director de Prosegur Research
Gestión y LiderazgoAltea Tejido
| 12 feb 2024
Prosegur Research, el Insight&Trends de Prosegur, presentó su último informe “El Mundo en 2024” donde Jose María Blanco Navarro, director de Prosegur Research, profundiza en las tendencias globales y los desafíos emergentes que modelarán el ámbito de la seguridad en nuestra sociedad.
Aplicando un modelo consolidado durante tres años, la compañía ha desglosado cinco claves de futuro que interconectan esferas geopolíticas, económicas, sociales, tecnológicas y ambientales. Este enfoque ha permitido monitorizar y discernir los riesgos predominantes para este año.
Es difícil señalar un único factor de riesgo para 2024, puesto que el trasfondo y el propósito del informe es trasladar el enfoque sistémico en el estudio de la seguridad en el mundo. En este sentido, lo más destacado son los impactos en cascada que genera la confluencia de todas las variables, que es superior al valor sumado de cada una de ellas por separado. Este es precisamente el valor de este tipo de estudios: entender la seguridad presente y futura, y el mundo, en definitiva, desde una perspectiva holística, además de comprender cómo un incidente al otro lado del planeta o un evento puntual puede suponer un cambio global.
Resulta muy probable, que los diferentes riesgos señalados en el informe se retroalimenten durante los próximos meses. Por nombrar algunos, durante 2024 la incertidumbre geopolítica, el avance continuado de la criminalidad organizada, la aceleración de hechos disruptivos y sorpresas estratégicas cobrarán especial protagonismo.
El objetivo no es asustar ni predecir, sino prepararnos para los cambios. En un entorno empresarial tan globalizado, la gestión de riesgos a nivel corporativo y estratégico es clave para la continuidad del negocio.
Podemos decir que las empresas operan a dos niveles: en un marco externo, global, y en un marco interno, empresarial. En este caso, los acontecimientos que suceden en el plano externo pueden impactar de manera directa a la operatividad de una organización: desde las crisis económicas, que pueden tener un impacto significativo en la salud financiera de las empresas, hasta los conflictos geopolíticos o los eventos climáticos extremos en zonas remotas del mundo, que pueden suponer un desequilibrio en las relaciones comerciales internacionales o la cadena de suministros. Prueba de ello, fue el bloqueo del portacontenedores Ever Given en el Canal de Suez en mayo de 2021, que derivó en el retraso de los procesos logísticos, el efecto embudo en los puertos marítimos o en pérdidas económicas de millones de euros, entre otras consecuencias.
Por ello, el seguimiento de eventos y la detección de las señales débiles –hechos que pueden desencadenar tendencias más estructurales y globales – es fundamental para la planificación estratégica y el fortalecimiento de la resiliencia empresarial. La capacidad de anticipación va más allá de la mera supervivencia de una organización: es un pilar insustituible para operar en un mercado cada vez más complejo e interconectado.
La selección de eventos para el calendario de seguridad se realiza mediante un enfoque integral. La continua monitorización de eventos a lo largo del año, sumado a una reflexión pausada y estratégica al inicio del año en curso, nos permite identificar aquellos factores o hechos (geopolíticos, deportivos, culturales, religiosos, comerciales, etc.) que pueden tener un impacto significativo en la seguridad internacional.
Esto no quiere decir que todos los eventos señalados tengan una peligrosidad intrínseca, sino que en ocasiones es posible que la participación de determinados actores o las consecuencias a diferentes niveles (gestión de masas, actos de boicot, campañas de desinformación, etc.) son susceptibles de generar implicaciones negativas para los contextos de seguridad locales o regionales.
Efectivamente, la inteligencia artificial generativa ha puesto de manifiesto, en 2023, sus potencialidades futuras. Es un camino que apenas ha comenzado, y aun así lleva décadas de recorrido por parte de expertos y académicos en la materia.
Particularmente, en el ámbito de la seguridad nos ayuda en el reconocimiento de patrones, la detección de anomalías, la obtención y análisis de información en sensores conectados y sistemas de alarma avanzados o en la construcción de modelos predictivos o anticipatorios. No obstante, también es una herramienta accesible para quien desee hacer un mal uso de ella. Así, los principales retos que presenta la Inteligencia Artificial en seguridad son diversos: la IA como arma, lo que denominamos “wIAponization”, que repercute directamente en el aumento de la vulnerabilidad de las infraestructuras, gracias a la amplificación de capacidades a la hora de crear amenazas cibernéticas avanzadas, así como en las labores preparatorias y de análisis previas a la comisión de un ataque.
A este uso malicioso de la IA se suman otros retos como la desinformación, los deep fakes o el perfilado de objetivos. Prueba de ello es el caso de Taylor Swift,elegida persona del año por Times y reciente víctima de un notorio ataque con deep fakes, que lejos de ser anecdótico, es digno de análisis y seguimiento. Adicionalmente, los problemas de privacidad y dificultades regulatorias —especialmente en temas de propiedad intelectual— se erigen como otros de los retos principales en la actualidad.
Debemos considerar que detrás de cada solución tecnológica hay expertos tomando decisiones; en el informe se asegura que 2024 será el año de las personas. Esto se enmarca en nuestro modelo de Seguridad Híbrida, donde nuestros profesionales de la seguridad son empoderados por tecnologías y por un uso inteligente de datos, como pilar fundamental de nuestros servicios.
En esa línea, nuestra estrategia de innovación apuesta por tecnologías que ya estén generando impactos en eficacia y eficiencia y que puedan ser directamente integradas en servicios a nuestros clientes. Mirando lo que ya tenemos, el Internet de las cosas (IoT) y los servicios cloud están resultando claves. Actualmente, también tenemos aplicaciones relacionadas con la propia inteligencia artificial (IA), para el análisis de datos y patrones que potencian la elaboración de modelos predictivos o anticipatorios y la toma de decisiones tanto operativas como estratégicas. La robótica es otro ejemplo de empoderamiento: nos permite automatizar tareas de poco valor, y liberar de aquellas peligrosas, especialmente los drones.
Adicionalmente estamos exploramos aplicaciones concretas, alejadas del hype tecnológico, en temas como web3, 6G, cubesats (nanosatélites), realidades alternativas (virtual, aumentada o mixta) o el gran potencial de la computación cuántica.
Las organizaciones deben adaptarse a los cambios tecnológicos para evolucionar, ya que actualmente el 60% de las profesiones no existían en 1940. Es crucial capacitar a los empleados en lugar de sustituirlos, enfocándonos en empoderar a los expertos con tecnología. En Prosegur Research, evaluamos regularmente las tecnologías avanzadas aplicables a la seguridad y tenemos un Observatorio de Innovación para implementar diversas iniciativas. Sin embargo, la traducción efectiva de esto a los diferentes servicios y soluciones requiere procesos extensos de aprendizaje y actualización de habilidades, respaldados por la motivación de los empleados. Observamos una respuesta positiva del mercado laboral, donde la voluntad de aprender nuevas habilidades se considera esencial. La clave para las organizaciones radica en atraer y retener este talento, que es el activo más estratégico.
El mundo físico y digital están cada vez más conectados, dando lugar a experiencias “phygitales” donde ambos se entrelazan, generando riesgos híbridos. Por ejemplo, el desarrollo del metaverso combina el mundo tangible con un universo virtual utilizando tecnologías como inteligencia artificial y realidad virtual. Este avance puede afectar la esencia humana, como delegar decisiones en máquinas y la dependencia tecnológica, que provoca pánico ante la pérdida de dispositivos.
Aunque se reconoce la importancia de la ciberseguridad, el aumento de ciberdelitos como estafas informáticas y suplantación de identidad dificulta su prevención. Con avances como la computación cuántica, se anticipa la evolución constante del panorama. En el mercado laboral, la combinación de habilidades técnicas y humanas se vuelve crucial, especialmente en el ámbito de la seguridad, donde la empresa debe estar a la vanguardia tecnológica para proteger el entorno “phygital”.
Una estrategia de protección y prevención eficaz hoy en día requiere una visión integral del mundo, integrando soluciones tecnológicas avanzadas relacionadas con la vigilancia, la tecnología y la inteligencia para adaptarse a las necesidades de cada cliente. La vigilancia ha evolucionado con la introducción de un iSOC (Centro de Operaciones de Seguridad) que integra tecnologías, datos y analistas para brindar un apoyo completo. Por ejemplo, en una tienda, las imágenes de las cámaras de vigilancia son analizadas mediante visión por computadora, proporcionando una visión completa al vigilante en tiempo real. Además, a través de una herramienta llamada POPS, los vigilantes registran incidentes, creando una valiosa base de datos para estudios de patrones y modelos predictivos.
En términos de tecnología, destacan mejoras en la detección de amenazas gracias a robots de seguridad y algoritmos ágiles, complementando el trabajo humano. La clave está en la integración inteligente, como el uso de robots con cámaras en eventos masivos para garantizar la seguridad. La inteligencia artificial permite detectar elementos sospechosos en tiempo real y notificar al vigilante presencial. Por último, la gestión de riesgos en un mundo cambiante se aborda con inteligencia y consultoría, adaptando medidas de seguridad a las necesidades únicas de cada cliente y considerando variables como el sector, la región y oportunidades de negocio.