Actualmente, tan sólo la Moody’s mantiene a Brasil en un nivel de los considerados buenos pagadores, pero esta agencia advirtió la semana pasada que también puede bajar la calificación de la deuda del país por la posibilidad de que el turbio ambiente político afecte a la economía.
Además de reducir la nota de Brasil de "BBB-", el primer nivel de los países considerados seguros para los inversores, hasta "BB+", el último nivel de los que el pago de su deuda no es considerado seguro, Fitch cambio la perspectiva de la nota brasileña de "estable" a "negativa».
La calificadora atribuyó su decisión a los constantes cambios de la meta de superávit fiscal con que trabaja el Gobierno tanto para 2015 como para 2016 y que, según la agencia, afectan la credibilidad de la política fiscal. La decisión se produjo tan sólo un día después de que el Gobierno enviara al Congreso un proyecto de ley para revisar su meta de superávit fiscal para 2016 desde el equivalente al 0,7 % del PIB defendido por el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, hasta un 0,5 %.
Según Fitch, la reducción de la calificación brasileña obedece también a que se espera que la mayor economía de América Latina sufra una recesión más profunda que la inicialmente prevista.
La agencia prevé que la economía brasileña sufrirá una contracción del 3,7 % en 2015 y que la recesión se mantendrá en 2016, para cuando proyecta un crecimiento negativo del 2,5 %.
Otra razón para la reducción de la deuda fue la incertidumbre en el escenario político brasileño con la posible apertura de un juicio político con fines de destitución de la presidenta Dilma Rousseff, que puede reducir la capacidad del Gobierno para poner en marcha el ajuste fiscal con el que pretende equilibrar sus cuentas.