Tras varios meses encallado, la Unión Europea y Estados Unidos vuelven a poner sobre la mesa el Trasatlántico de Comercio e Inversiones, conocido como TTIP por sus siglas en inglés. Si finalmente llegan a un acuerdo, sería el más importante del mundo en materia comercial. Aunque, de momento, ambas partes tienen que limar muchas asperezas. […]
Dirigentes Digital
| 02 feb 2015
Tras varios meses encallado, la Unión Europea y Estados Unidos vuelven a poner sobre la mesa el Trasatlántico de Comercio e Inversiones, conocido como TTIP por sus siglas en inglés. Si finalmente llegan a un acuerdo, sería el más importante del mundo en materia comercial.
Aunque, de momento, ambas partes tienen que limar muchas asperezas. Y es que, aunque esta ronda será la primera que se celebre bajo el liderazgo de Jean-Claude Juncker, lleva un año y medio dando vueltas en los despachos de ambos lados del Atlántico por los recelos que genera en ambas partes.
La razón de tantas suspicacias es que se pretende llegar a un punto común en materias tan complicadas como la anulación de los aranceles o tarifas transfronterizos en el comercio de productos agrícolas y ganaderos, cosméticos, bienes industriales, automóviles o productos financieros. Mediante el TTIP, ambas partes pretenden facilitar vías para ayudar a las PYMES y empresas en sus acuerdos comerciales.
Un acuerdo ambicioso
Según la Comisión Europea (CE), "un acuerdo comercial entre la UE y los Estados Unidos rebajaría los costes de las empresas y generaría suficiente crecimiento y empleo como para impulsar la economía europea por un importe de hasta 120.000 millones de euros".
En el caso del Centre for Economic Policy Research, el acuerdo generaría un crecimiento adicional de 119.000 millones anuales en la Unión Europea y de 95.000 millones en EE.UU.
Teniendo en cuenta que Estados Unidos es el principal mercado de exportación de la UE, "un nuevo pacto ofrecería a las empresas de la UE aún mayores oportunidades de exportación a los Estados Unidos y animaría a las empresas de los Estados Unidos a invertir aún más en Europa que en la actualidad", remarca la Comisión.
Además, desde la Unión Europea también apuntan a que el acuerdo podría beneficiar al resto del mundo. "Los estudios indican que daría a las economías de América Latina, África y Asia un impulso de hasta 100 000 millones de euros al año", señala la CE.
Críticas
Aunque el acuerdo parece, en teoría, beneficioso para ambas partes, las críticas no se han hecho esperar. Varias organizaciones han destacado que el acuerdo adolece de falta de transparencia ante el secretismo de las negociaciones (condición impuesta por Estados Unidos) mientras señalan que está en juego la pérdida de derechos laborales, de protección social y medioambiental.
En el caso de Estados Unidos, la falta de apoyo político también es una constante ya que el Partido Republicano se niega a apoyar cualquier acuerdo de la Administración Obama si éste no hace más esfuerzos en mejorar las condiciones.
Además, otro tema polémico está resultando el arbitraje de EE.UU. que pretende que se indemnicen a las multinacionales si los cambios producidos por el acuerdo se traducen en un recorte de sus beneficios futuros. Pero claro, negociar un acuerdo nunca es fácil.