El Gobierno está en el aire, aunque en la aritmética de los pactos ofrecen varias soluciones para que haya Ejecutivo. Pero requerirá que los partidos políticos renuncien a su programa de máximos y barreras ideológicas. Empezando por el Partido Popular, ha sido la lista más votada pero sus 123 escaños son insuficientes para superar la […]
Dirigentes Digital
| 22 dic 2015
El Gobierno está en el aire, aunque en la aritmética de los pactos ofrecen varias soluciones para que haya Ejecutivo. Pero requerirá que los partidos políticos renuncien a su programa de máximos y barreras ideológicas. Empezando por el Partido Popular, ha sido la lista más votada pero sus 123 escaños son insuficientes para superar la investidura. Por necesidad es el que menos líneas rojas tendría que romper para pactar con Ciudadanos o PSOE. Rajoy ya ha anunciado que hablará con los partidos que compartan los mismos valores y principios. Es decir que excluye la posibilidad de pactar con Podemos y fuerzas nacionalistas que chocan con el principio de unidad de España, por el derecho a decidir.
La suma de los tres da una amplia mayoría para superar la primera vuelta en investidura o por abstención de PSOE y Ciudadanos en una segunda votación. Rajoy se ha mostrado partidario de acuerdos de Gobierno estable respecto a acuerdos puntuales, pero el primer reto es superar la investidura.
Sin sentarse a negociar por ahora tiene conseguida la abstención de Ciudadanos. Pero la clave será que haga el PSOE. Y la pregunta es qué está dispuesto ofrecer el PP a los socialistas para por lo menos facilitar Gobierno. A las elecciones el PSOE acudió con un programa anti PP. Las promesas electorales de Pedro Sánchez pasaban por tumbar la reforma laboral, la Ley mordaza, la LOMCE y un blindaje de derechos sociales. En hipotéticas negociaciones, al PP le podrían exigir dar marcha atrás en sus políticas.
La principal línea roja del PP que no ha salido todavía a la palestra mediática es la propia cabeza de Rajoy. Es algo que ha pasado en Cataluña, como la oposición ha pedido que se retire Artur Mas para encontrar un candidato de consenso. La pregunta es si el PP estaría dispuesto a renunciar a Rajoy para formar Gobierno. Sin duda, la pieza de Rajoy haría más digestivo al PSOE un Gobierno de coalición.
Pero los resultados son tan perversos, que se podría dar la circunstancia que el PP no pudiera recabar apoyos suficientes y que Pedro Sánchez pidiera la confianza de la Cámara. El PP tendría en su mano dar el Gobierno al PSOE. Es decir, que el PP incluso podría renunciar al Gobierno para dar el liderazgo de una coalición al PSOE.
Si es enrevesada la situación de los populares, todavía lo es más la del PSOE. Ahora mismo con 90 diputados y siendo la segunda fuerza política, son la llave del futuro Gobierno de España, tanto por apoyo como abstención. Pero a su vez son los que más se juegan y los que más líneas rojas deberían superar para facilitar el inicio de legislatura. El PSOE tiene que decidir entre pactar con el PP o con Podemos, ambas líneas rojas que han prometido no romper. Sánchez ha dicho que le toca al PP formar Gobierno, pero ya han dicho que no apoyarán su investidura. Por otro lado, también han rechazado a Podemos por su postura territorial sobre España. En la mano del PSOE está permitir un Gobierno del PP, una coalición de izquierda o nuevas elecciones.
Para el PSOE no hay más opciones y todas tienen un alto coste político que supondría el suicidio político de Sánchez y quién sabe si del propio PSOE, como ha sucedido con el histórico PASOK en Grecia. El pacto con el PP se podría vender a su electorado como una decisión de Estado y responsabilidad política, pero la pérdida de votos por la izquierda está garantizada para futura elecciones. Si pacta con Podemos estará obligado a asumir las exigencias del partido de Pablo Iglesias más contrarias a las posiciones defendidas por los socialistas, como un reforma constitucional y referéndum en Cataluña. Y si decide dejar pasar el tiempo para unas nuevas elecciones, corre el riesgo de seguir con la sangría de votos y terminar convirtiéndose en tercera o cuarta fuerza política.
La posición de Podemos y Ciudadanos son más cómodas. La formación de Pablo Iglesias se ha enrocado en no apoyar ni por "activa ni por pasiva al PP" y en cinco principios que debería asumir el PSOE para abrir las negociaciones: reforma constitucional, un referéndum en Cataluña, una moción de confianza para el cumplimiento del programa electoral, reforma de la justicia y cambio de la ley electoral. Varios puntos son innegociables para el PSOE y la renuncia de la pretensión territorial de Podemos provocaría una explosión interna con las agrupaciones de Cataluña, País Vasco y Galicia.
Por su parte, el partido de Albert Rivera ha sido el primero en resolver sus propias contradicciones. En campaña prometió no pactar con Rajoy, no pactar con Podemos y no pactar con los nacionalista. El último día de campaña, Rivera dijo que no apoyaría un Gobierno del PP, pero facilitaría con la abstención la formación de Ejecutivo. Con los resultados en la mano, a Ciudadanos le ha resultado fácil vender el apoyo al PP para evitar un bloqueo institucional.