¿Las propuestas de los líderes europeos han sido más decepcionantes de lo pensabais?
Europa tenía que haber logrado el consenso suficiente para formar una operación fuerte de salvamento y rescate, con suficientes recursos para poder patrullar en alta mar, como sucedía con la operación Mare Nostrum que fue retirada el año pasado. Durante toda la cumbre se han negociado iniciativas que no iban en ese sentido. Pese a que se ha triplicado la financiación de la operación Tritón no se puede equiparar con Mare Nostrum. Para empezar porque el objetivo principal es el control de las fronteras y no salvar vidas.
¿Algunos países defienden que mientras funcionó Mare Nostrum se produjo un "efecto llamada" aumentando el tráfico de personas?
Los datos desmienten el efecto llamada de Mare Nostrum. El número de desplazamientos de este año están superando a los de 2014. La realidad es que la inestabilidad de los países de origen es la que está provocando que las cifras se disparen. Cuando las personas no encuentran rutas seguras para venir a Europa recurren a las mafias que trafican con personas pagando grandes sumas de dinero. El año pasado murieron 3.500 personas y en lo que va de año han muerto 1.700 personas. Los números son alarmantes. Las propuestas que han acordado en Bruselas van más destinadas a la devolución rápida de refugiados e inmigrantes, que ha protegerles. Europa está perdiendo una oportunidad histórica para priorizar las vidas humanas. Con algunas medidas se está rozando la ilegalidad porque muchas personas que cruzan el Mediterráneo proceden de países en conflicto como Siria y Eritrea.
Al final incluso se ha caído del texto final un cupo mínimo de admisión de refugiados.
Las cifras que incluía el borrador, entre 5.000 y 10.000, eran insuficientes. Solo en Siria hablados de cuatro millones de desplazados. Turquía ha aceptado un millón de refugiados. Las iniciativas de reasentamiento son claves para proporcionar una fórmula legal y segura a los refugiados. Europa las debe estudiar, tal como le pide la ONU.
¿La actuación de los países europeos está vulnerando el derecho internacional?
Desde hace años la Unión Europea está más preocupada en cerrar fronteras que cumplir con sus obligaciones, que son defender el derecho a la vida. Los países europeos están obligados a rescatar y hacer todo lo posible para salvar vidas, a la vez que garantizar que el derecho de una persona a pedir asilo. Cualquier medida que obstaculice ese derecho es completamente ilegal.
¿Esta descripción que hace también incluye las conocidas como ‘devoluciones en caliente’ de Ceuta y Melilla que se intenta legalizar por el Gobierno?
Las expulsiones sumarias son ilegales. El Gobierno argumenta que ha instalado oficinas de refugiados que facilitan las peticiones de asilo en frontera, pero para los subsaharianos de Malí o la República Democrática de El Congo es imposible que se puedan acercar a ellas.
Se ha puesto el acento en las mafias que trafican con personas como uno de los focos del problema, hasta el punto que se estudia intervenciones militares. ¿Terminar con ellas acabará con los flujos migratorios con dirección a Europa?
No es el problema de fondo. Las personas recurren a ellas porque se ven obligadas a huir de sus países y no existen vías legales y seguras para llegar a Europa. Por eso juegan un papel importante. Sin duda, hay que luchar contra ellas pero no son la raíz del problema. Y se tiene que hacer con el Estado de Derecho no con intervenciones militares. Si no hay recursos para salvar vivas va a servir de nada.
¿Qué papel juegan países del sur del Mediterráneo como Marruecos?
Europa ha convertido a terceros países en gendarmes de sus fronteras estableciendo acuerdos de colaboración sin que se tengan garantías sobre derechos humanos. No existe mecanismo de control y supervisión en estos países para que se respeten los derechos humanos. Hemos visto como se firmaba acuerdos de colaboración con Gadafi para devolver inmigrantes y refugiados cuando en Libia no estaba reconocido el asilo y Acunar tenía vetada su presencia. Denunciamos que bajo Gadafi en Libia había centros de detenciones donde se practicaba la tortura. Europa está dispuesta asumir que no se respeten los derechos humanos para que no se acerquen a sus fronteras.
¿Cuáles serían las medidas adecuadas para respetar los derechos básicos de los refugiados?
Estamos planteando que las personas no tengan que hacer un trayecto donde se juegan la vida, que puedan utilizar vías legales desde sus países de origen. Para eso es necesario que se eleven el número de reasentamientos, aumenten el número de aceptación de refugiados y que la solicitud de asilo se pueda realizar en embajadas o consulados desde sus países.
Básicamente, supone abrir en cierto grado las fronteras. Cuando se habla que está en juego el Estado de Bienestar en Europa por culpa de la inmigración, qué responde.
Forma parte de una retórica que sitúa al inmigrante y refugiado como una amenaza. Hay muchos ejemplos de reasentamientos que llegando en buenas condiciones a países europeas se integran en la sociedad con los mismos derechos y deberes que el resto de las personas, aportando al Estados de Bienestar. Los políticos deberían desmontar estos miedos, que a veces alientan cuando hablan del ‘efecto llamada’ y del peligro que supone. La Unión Europea no puede mirar a otro lado sin afrontar el problema desde el origen. Estamos ante la mayor crisis de desplazamientos desde la II Guerra Mundial.