Depósitos estructurados. Son la nueva niña bonita de la banca en un segmento que ha perdido la confianza de los clientes con las limitaciones del Banco de España a sus rentabilidades y el auge de otros productos como los fondos de inversión. Sin embargo, los expertos recuerdan que son productos solo para perfiles conocedores del mercado, y que un inversor que no esté asesorado debe seguir apostando por los plazos fijos. Eso sí, a costa de una menor rentabilidad.
Los depósitos estructurados ligan su rentabilidad a la evolución de uno o varios índices, lo que ofrece la oportunidad al ahorrador de sacar un jugo extra a su producto. Cuando este vence, la entidad se compromete a devolver la totalidad del capital inicial, lo que significa que ese retorno puede ser alto, bajo o inexistente. Tal y como recuerdan los expertos de iAhorro, "es importante analizar previamente las posibilidades de obtener efectivamente rendimientos por nuestra operación y si es interesante correr con el riesgo".
La principal diferencia con los fondos tradicionales es que no se conoce el rendimiento que obtendremos de antemano. Se trata de un interés variable, lo que supone mayor riesgo, pero una mayor capacidad de generar rentabilidades más elevadas. Sobre el capital invertido, desde iAhorro explica que "dependiendo del depósito, puede que el capital inicial (si los índices a los que se referencia han caído respecto al día de contratación) no lo recuperemos íntegramente".
Sin embargo, en actualidad la mayor parte de depósitos estructurados que se comercializan tienen la categoría de "garantizados". Es decir, que garantizan la totalidad de la inversión aunque no se generen intereses. Además, están cubiertos por hasta 100.000 euros por entidad y titular a través del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), al igual que el resto de productos de este tipo. Lo importante es que estas condiciones aparezcan en el contrato.
Al contrario que los estructurados, los depósitos a plazo no dependen de la evolución de otros productos ni están asociados a otros parámetros que hagan variar su rentabilidad. Se trata de un producto para aquel inversor que anteponga la seguridad al resto de características que conforman sus decisiones financieras.
Al ser un producto muy demandado, pese a la caída de las rentabilidades que apenas superan ya el 1% en numerosos casos, desde iAhorro recomiendan tener muy en cuenta varios factores. El primero los intereses, atendiendo al TAE (Tasa Anual Equivalente) antes que al interés nominal. La fecha de vencimiento y las disposiciones parciales también han de ser tenidas en cuenta, así como la posibilidad de una cancelación total anticipada y las comisiones que nos podrían cobrar por ello.