La gestora, que ha logrado situar al Euro Blue Chip Fund en el primer cuartil de rentabilidad a 1, 3, 5 y 10 años, es consciente de que la actual situación en China supone un riesgo para los mercados europeos. "Se debe evitar la complacencia, pero hay diversas razones para ser positivos sobre las perspectivas […]
Dirigentes Digital
| 09 oct 2015
La gestora, que ha logrado situar al Euro Blue Chip Fund en el primer cuartil de rentabilidad a 1, 3, 5 y 10 años, es consciente de que la actual situación en China supone un riesgo para los mercados europeos. "Se debe evitar la complacencia, pero hay diversas razones para ser positivos sobre las perspectivas de la renta variable europea y, en particular, para la selección selectiva de valores", asegura.
Para empezar, Hartmann apunta a los fuertes balances corporativos y un entorno de financiación favorable como primera base sólida para apostar por esta categoría. En segundo lugar, y frente al impacto de la desaceleración en el ritmo de crecimiento del gigante asiático, "la combinación de la bajada de las materias primas, la estabilidad de los precios de los activos y la mejora de las condiciones salariales están reforzando la base para una recuperación continuada de la demanda en todas las economías desarrolladas", indica.
Pero lo más importante para la gestora es que en Europa "seguimos viendo que muchos negocios bien establecidos se ven retados por modelos de negocio nuevos basados en la tecnología y por unos cambios en los patrones de consumo que sugieren que con el tiempo, se pueden obtener ganancias sustanciales si se identifican correctamente esas compañías".
La clave está en la correcta selección de esas compañías. En eso, y en que los expertos recuerdan que la renta variable de la zona euro se mantenía en valoraciones razonables hasta el cierre de agosto. "durante los últimos 29 meses, la renta variable de la zona euro en dólares se sitúa más de un 28% por detrás de la Bolsa estadounidense", explican.
¿Cómo se posiciona el fondo?
El fondo se ha convertido en los últimos años en uno de los buques insignias de Fidelity por sus buenos resultados frente al mercado y frente a sus pares. Invierte principalmente en empresas de primer orden situadas en países miembros de la Unión Europea.
Mantiene la apuesta por una cartera concentrada, compuesta entre 60 y 80 valores de grandes y medianas empresas de la región. En términos generales, su objetivo principal es encontrar acciones cuyo precio de mercado no refleja adecuadamente lo que considera que es el verdadero valor del negocio subyacente.
Aplica un enfoque en la selección de valores basada en el análisis de cada empresa individual (análisis bottom up) y tiende a comprar valores de crecimiento orgánico, aquellas que son capaces de "crecer por sus propios medios" y por tanto no tengan restricciones externas importantes, como por ejemplo, que la evolución de las ventas estén fuertemente ligadas a la evolución de la economía.
Con esta estrategia, la firma ha logrado rentabilidades acumuladas en euros superiores a las del mercado, con buenos resultados tanto en mercados alcistas como bajistas.