La combinación de "riesgos políticos", como es el caso de las elecciones de este jueves de Reino Unido y la delicada situación que atraviesa Grecia en medio de las negociaciones con sus acreedores para desbloquear el siguiente tramo de ayudas internacionales, y un "posible cambio en la percepción de las reacciones de la Reserva Federal […]
Dirigentes Digital
| 06 may 2015
La combinación de "riesgos políticos", como es el caso de las elecciones de este jueves de Reino Unido y la delicada situación que atraviesa Grecia en medio de las negociaciones con sus acreedores para desbloquear el siguiente tramo de ayudas internacionales, y un "posible cambio en la percepción de las reacciones de la Reserva Federal (Fed), en un contexto de baja liquidez de mercado podría traer cierta volatilidad", destacan los analistas de Barclays.
Reconocen, no obstante, que uno de los temas principales seguirán siendo las divergentes políticas de la autoridad monetaria de Estados Unidos y del Banco Central Europeo (BCE). La debilidad del PIB preliminar del primer trimestre (crecimiento del 0,2% frente al 1% esperado) es, en su opinión, "transitoria".
En marzo, las ventas de automóviles, las minoristas, el gasto personal y el mercado laboral fueron más fuertes, destacan. "En resumen, creemos que el consumo norteamericano, que supone un 70% del PIB, probablemente lleve a una aceleración del crecimiento en el segundo trimestre", afirman.
Así, estos indicadores de actividad, además de "nuestras perspectivas de mejora en las condiciones del mercado laboral" y de inflación, continúan apuntando a que la tiene más probabilidades de llevar a cabo la primera subida de tipos, de 25 puntos básicos, en septiembre (…) seguimos pensando que es poco probable que sea en junio, aunque un retraso hasta diciembre también sería posible".
Algunos inversores, por otra parte, se han mostrado preocupados por la inesperada subida de los tipos de la deuda y la fortaleza del euro, pero estos analistas creen que las compras masivas de bonos (QE) del BCE "continuarán ejerciendo presión sobre las rentabilidades europeas y empujando al euro/dólar por debajo de la paridad en los próximos seis meses".
Aún así, advierten que la baja liquidez de mercado, el QE del BCE y las limitaciones reglamentarias crean "condiciones para mayores episodios de volatilidad".