Poco a poco, las piezas vuelven a encajar en el ‘puzzle’ de inversores y gestores, China y el petróleo se estabilizan, mejora la macro a ambos lados del Atlántico, llega la nueva batería de estímulos por parte del Banco Central Europeo (BCE), a la que pronto se sumará (o eso se espera) la del Banco […]
Dirigentes Digital
| 16 mar 2016
Poco a poco, las piezas vuelven a encajar en el ‘puzzle’ de inversores y gestores, China y el petróleo se estabilizan, mejora la macro a ambos lados del Atlántico, llega la nueva batería de estímulos por parte del Banco Central Europeo (BCE), a la que pronto se sumará (o eso se espera) la del Banco de Japón (BoJ por sus siglas en inglés), mientras la Reserva Federal (Fed) se mantiene cauta en el endurecimiento de su política monetaria.
"No hay que luchar contra la autoridad monetaria: la deuda periférica, el high yield y la Bolsa se van a ver beneficiadas", decía Maxime Alimi, del equipo de research y estrategia de inversión de AXA IM, tras el anuncio de Draghi.
Se pone en marcha el ‘risk-on’ y, como no podía ser de otra forma, crédito, bonos con ‘bajas notas’ y renta variable, los que más sufrieron las turbulencias de principios de año, son los principales beneficiados. Sin embargo, las dudas, lejos de haber desaparecido, tan sólo parecen haberse ‘agazapado’ y están listas para saltar en cualquier momento, y es que, aunque el horizonte ha ganado visibilidad, aún hay ‘nubes’…
"El actual episodio de crecimiento mediocre es probable que continúe", advierte Moody’s Capital Markets Research, destacando que los principales economistas prevén que el PIB de Estados Unidos repunte apenas un 2,1% en 2016 , mientras que las estimaciones a largo plazo apuntan a que el ascenso podría permanecer por debajo del 3% hasta 2027.
Una ‘lentitud’ con importantes implicaciones para el cuestionado crédito high yield, cuyos spreads podrían mantenerse atípicamente amplios en un rango de entre 550 y 620 puntos básicos. También contribuirá a este comportamiento la debilidad de los resultados corporativos. El consenso cree que los beneficios repuntarán un 3,5% anual entre finales de 2015 y 2027, frente al 7,4% registrado en los 20 años antes de 2007. Al combinar las menores perspectivas en ambos ámbitos se estima un diferencial medio de 590 puntos básicos para el high yield hasta 2027.
Sin embargo, Greg Venizelos, también de AXA IM, subraya que la mejora que anticiparon a principios de febrero para el high yield estadounidense se ha materializado, añadiendo que "aún hay margen para que la compresión del spread high yield/’grado de inversión’ continúe".
No obstante, para Fitch es mejor mirar al Viejo Continente que al otro lado del Atlántico a la hora de invertir en este tipo de deuda. "El high yield europeo se encuentra en mejor forma que el estadounidense", afirman estos expertos, pues este último se encuentra muy expuesto a las estresadas commodities y cuenta con una mayor proporción de vencimientos que refinanciar con peores notas, al tiempo que ha tenido que soportar un aumento considerable de los spreads desde 2010.
Con todo, la agencia de calificación crediticia espera, a pesar de la reciente estabilización y recuperación del riesgo, un aumento de los impagos en los sectores relaciones con la energía y la minería en Estados Unidos, lo que probablemente seguirá apoyando primas más altas hasta bien entrado el verano. Ahora bien, los spreads actuales implican ratios de default muy por encima de los niveles históricos, que es improbable que se materialicen.