2% es el objetivo de inflación a medio plazo de la Reserva Federal (Fed), que ha puesto en marcha la maquinaria de las subidas de tipos, y también de los otros "grandes": un Banco de Inglaterra (BoE por sus siglas en inglés), que se mantiene a la expectativa; y un Banco Central Europeo (BCE) y […]
Dirigentes Digital
| 18 ene 2016
2% es el objetivo de inflación a medio plazo de la Reserva Federal (Fed), que ha puesto en marcha la maquinaria de las subidas de tipos, y también de los otros "grandes": un Banco de Inglaterra (BoE por sus siglas en inglés), que se mantiene a la expectativa; y un Banco Central Europeo (BCE) y un Banco de Japón (BoJ por sus sigla en inglés) de los que se esperan nuevos estímulos pero que, a pesar de las recientes turbulencias, son reticentes a cumplir con los deseos del mercado… De hecho, no se espera que implementen más medidas de apoyo al menos hasta bien entrado 2016.
Una "meta" más cerca en el caso de la primera autoridad monetaria, pero "en peligro" ante la sangría del petróleo, y que nipones y europeos ven alejarse sin apenas haberla avistado. Así, por ejemplo, los expertos de Citi rebajaban sus previsiones de inflación a principios de año, hasta el 0,5% desde el 1,1% anterior, reiterando niveles de 1,5% para 2017. Y más allá del impacto del crudo, estiman que el indicador subyacente escale de forma más moderada que en recuperaciones económicas anteriores: 1,1% en 2016 y 1,3% en 2017.
No cree que la firma que sean demasiado pesimistas, pues, explican, "al igual que vemos en Estados Unidos, es evidente como la mejora de los datos de empleo no se está repercutiendo en mayores presiones salariales". Al otro lado del Atlántico, añaden, "podemos esperarlo con el tiempo, dada la baja tasa de desempleo y el menor slack económico. Pero, en la Zona Euro es muy prematuro hablar de un cierre del output-gap, como también lo es considerar que las expectativas de inflación puedan recuperarse en un futuro previsible".
En este sentido, desde Barclays hablan de "recuperación decepcionante en ‘W’". Si bien, consideran que "la peor fase del período de desinflación podría haber quedado atrás". Con todo, consideran que "dado que la mayor parte de las fuerzas que han impulsado el repunte de los precios (desde niveles muy bajos, eso sí) se suavizarán en el primer semestre, esperamos que los precios vuelvan a tasas negativas antes de que los factores técnicos vuelvan a impulsarlos para finales de año".
Estiman así un promedio de IPC del 0,1% en 2016 y del 1,3% en 2017. Por otra parte, añaden, los riesgos a la baja derivados principalmente de los precios energéticos, los alimentos no elaborados y los pedidos industriales dominarán el horizontes este ejercicio. "Mantenemos nuestro punto de vista de que la inflación se mantendrá por debajo del objetivo del BCE durante un periodo largo de tiempo, por lo que aguardamos mayor flexibilización de su política para presionar al alza a los precios", concluyen.
Al mismo tiempo, Capital Economics afirma que "probablemente la inflación sea mayor en 2016, pero no enormemente". Tranquilizan al apuntar que "a pesar de las recientes caídas del crudo, el impacto negativo de la energía se debilitará un poco en la segunda mitad del año, sobre todo si el petróleo logra rebotar. Pero, el dato subyacente parece que seguirá baja al desvanecerse el impacto al alza del debilitamiento anterior del euro, mientras la presión de los costes de producción sigue siendo reducida.
En lo que respecta a Estados Unidos, reconocen que tanto la magnitud como la duración de las pérdidas del crudo continúan superando las expectativas, mientras que el dólar no termina de registrar la fortaleza prevista. Con todo, creen que, aunque la consecución del 2% se retrasará ligeramente en el tiempo, se terminará alcanzando a principios de 2017. Ahora bien, "si el sentimiento del mercado no mejora pronto, la segunda subida de tipos de la Fed puede que no llegue hasta el verano", concluyen.