Más de un 12% sube el S&P 500 respecto a sus mínimos de agosto, cuando las dudas en torno a la salud de la economía China, y el impacto de su ralentización en el resto del planeta (especialmente en los emergentes), sumado a la incertidumbre sobre los tipos de la Reserva Federal (Fed) hundían a […]
Dirigentes Digital
| 10 nov 2015
Más de un 12% sube el S&P 500 respecto a sus mínimos de agosto, cuando las dudas en torno a la salud de la economía China, y el impacto de su ralentización en el resto del planeta (especialmente en los emergentes), sumado a la incertidumbre sobre los tipos de la Reserva Federal (Fed) hundían a las Bolsas, con caídas que recordaban a muchos lo peor de la crisis financiera.
La entrada en escena de los bancos centrales, especialmente el de Europa y el del propio gigante asiático, junto a una autoridad monetaria norteamericana cauta, han logrado calmar los ánimos y que la renta variable se restructure al alza, pero el potencial de Wall Street está muy limitado por la debilidad de las ganancias corporativas. Por ello, la agencia de calificación crediticia considera que quizá "la última subida haya sido demasiado agresiva".
En opinión de estos expertos, "para que se produzca un repunte continuado en el precio de las acciones, 2016 debe traer consigo un cambio de tendencia en la demanda del sector industrial que aumente la renta de las corporaciones". Con todo, un crecimiento de las ganancias de cara al próximo año "meramente modesto", lo que "evitaría una ampliación significativa de los diferenciales de crédito, en beneficio de éste último, incluso si las Bolsas despuntan poco".
Ahora bien, no podemos olvidar los importantes "vientos en contra" a los que se enfrenta la mejora del BPA: la fortaleza del dólar, que "puede ser un obstáculo duradero para el crecimiento de las exportaciones de Estados Unidos"; mientras que los beneficios derivados de las recompras de acciones podrían haber tocado techo.
En este contexto, Moody’s destaca que "los diferenciales de la deuda corporativa estadounidense todavía superan significativamente los mínimos vistos durante la actual recuperación", por tanto, "existen oportunidades en la escala media de ratings para hacerse con rentabilidad adicional", siempre y cuando, cualquier aumento de la morosidad se mantenga contenido.
A vueltas con el potencial del S&P 500
Los analistas de Goldman Sachs coinciden al señalar que "a falta de una mejora de las previsiones de beneficios y de una infravaloración extrema" el S&P 500 cerrará el año en los 2.000 puntos, frente a su anterior estimación de 2.100, que es el nivel en el que cotiza actualmente.
De cara a 2016, el Departamento de Análisis de Bankinter estima que principal selectivo del mundo alcance los 2.224 puntos (2.554 puntos era la previsión anterior), tras recortar en un 6,8% sus estimaciones de BPA hasta los 123,6 dólares.