Los expertos tienen claro que el camino divergente entre las políticas monetarias de la Fed y el BCE deja un mayor recorrido a la renta variable europea. Pero, ¿hasta qué punto puede ser sostenible la entrada de dinero basada en el apoyo del BCE sin tener en cuenta el largo plazo del mercado? Es evidente […]
Dirigentes Digital
| 08 jun 2015
Los expertos tienen claro que el camino divergente entre las políticas monetarias de la Fed y el BCE deja un mayor recorrido a la renta variable europea. Pero, ¿hasta qué punto puede ser sostenible la entrada de dinero basada en el apoyo del BCE sin tener en cuenta el largo plazo del mercado?
Es evidente que otros factores además del QE del organismo central han jugado a favor de esta clase de activo en los últimos tiempos. Entre otros, la caída del precio de la energía y la depreciación del euro, que han impulsado una mejora en el consumo y en las perspectivas de crecimiento que sin duda distan mucho de las estimaciones de hace un año y medio. Pero los inversores ya se han beneficiado de esta coyuntura.
Así, las valoraciones actuales llaman a la prudencia. "Los inversores deberán mostrarse más activos y centrarse en factores fundamentales como los beneficios empresariales, cuyo repunte tan solo acaba de comenzar", indican desde JP Morgan AM en su último informe de perspectivas.
Los expertos explican que el retroceso en la renta variable, y sobre todo en los mercados de deuda europeos, a finales de abril y principios de mayo, así como la prolongación del debate sobre un nuevo acuerdo de financiación para Grecia, han despertado dudas sobre la perdurabilidad de este cambio en el que las Bolsas europeas se han visto tremendamente beneficiadas. "Es un buen momento para preguntarse si la mejora en el ánimo en Europa es simplemente un alza a corto plazo resultado de una divisa barata y la inyección de liquidez del banco central, o si se trata del inicio de un cambio más duradero", insisten Stephanie Flanders, estratega jefe de mercados para el Reino Unido y Europa de JP Morgan Asset Management.
"Desde un punto de vista global, también tenemos que preguntarnos si se producirá una mejora neta en el crecimiento global como resultado de estos acontecimientos, o si estamos siendo simplemente testigos de una redistribución del crecimiento desde EEUU a Europa por medio del tipo de cambio", se pregunta.
¿Qué necesitan los inversores?
A su juicio, los inversores necesitarán ver un aumento sólido en el consumo y la inversión, así como un repunte duradero en los beneficios corporativos, "para que la fe renovada por los activos europeos se vea justificada". La experta recuerda algunos factores de riesgo, como la demanda de crédito interanual, que a principios de 2015 se situó en terreno positivo, y ahora vuelve a retroceder.
"Lo que puede resultar aún más preocupante es que las empresas no están solicitando créditos para financiar nuevas inversiones. La falta de interés por la inversión resulta especialmente llamativa en Alemania, donde las empresas se asientan sobre grandes saldos de tesorería pero siguen sin manifestar demasiada voluntad de invertir, incluso aunque la economía general está creciendo a una tasa trimestral anualizada superior al 2%", advierten desde JP Morgan AM.
Al igual que ocurre con el BCE, los expertos también dudan de que la caída del euro sea la solución a todos los problemas. "Para que la recuperación gane dinamismo, los hogares y empresas europeos tendrán también que sentir más confianza en el futuro y el crecimiento global deberá seguir repuntando". Así, y a falta de políticas fiscales más estimulantes, países como España e Italia se enfrentan a la presión de tener que reducir sus costes laborales para mejorar su competitividad. "Algo que les resulta mucho más fácil cuando la inflación se sitúa por encima del 2%, que cuando ronda o se queda por debajo de cero", indican los expertos, insistiendo en que "una moneda débil no es necesariamente la mejor forma de conseguir esa inflación más alta".
Desde Citi coinciden en que lo importante es que "se pongan en marcha medidas que estimulen el consumo, favoreciendo un crecimiento que pase de ser cíclico a estructural", insistiendo en que los ‘shocks‘ positivos, con la caída del crudo, el BCE y la debilidad del euro, "son factores transitorios". Desde la firma indican que uno de los principales retos a los que se enfrentan economías como la española es la deuda y un serio proceso de ajuste de consolidación fiscal.
Volatilidad en la renta fija
Los inversores también confían en que la intervención del BCE con sus compras de deuda acabe actúe de colchón en los mercados de renta fija, que recientemente han demostrado a los inversores que no hay activo cien por cien seguro. Según datos de JP Morgan AM, la proporción de bonos soberanos de la zona euro registrando tires negativas era de prácticamente cero en agosto de 2014, para después aumentar a un máximo del 29% en abril.
Después, ese porcentaje cayó en picado durante las primeras semanas de mayo. "Tras esta reciente recogida de beneficios, la proporción oscila ahora en torno al 15%, una cifra muy superior a la de hace un año pero todavía significativa para aquellos inversores que buscan activos "seguros" con una rentabilidad positiva", insisten desde la firma.
Sin embargo, la experiencia de la expansión cuantitativa en otros países también muestra que las tires no caen indefinidamente. "Si la política tiene éxito, la inflación y las expectativas de crecimiento deberían empezar a subir, y las tires nominales de los bonos deberían acompañar también este repunte. Este es exactamente el patrón que estamos observando", explican desde JP Morgan.
Aunque es demasiado pronto para afirmar que el mercado de deuda europeo está ya bien encaminado, con la subida en el precio del petróleo en un 42% desde su mínimo a principios de enero de 2015 y las expectativas de una mayor inflación a largo plazo, existe ahora un menor temor de que se produzca un periodo prolongado de deflación directa en Europa que a principios de año.
"Tras la desbandada en los mercados de bonos europeos a finales de abril y principios de mayo, es posible que sean menos los compradores especulativos de bonos soberanos alemanes que piensen que el mercado es una apuesta unilateral", explican los expertos, que recuerdan a los inversores el riesgo inherente a esta clase de activo: "en tan solo doce días antes del 8 de mayo de 2015, el descenso en los precios de los bonos de referencia alemanes fue suficiente como para destruir el equivalente a 60 años de ingresos", aseguran.