Tras la fuerte corrección en los mercados de renta variable, hemos decidido incrementar nuestra exposición a las acciones de los países desarrollados y en particular a la renta variable europea, dado que los fundamentales de las valoraciones y los resultados corporativos, así como el crecimiento de estos últimos, son, en nuestra opinión, factores que respaldan […]
Dirigentes Digital
| 28 ago 2015
Tras la fuerte corrección en los mercados de renta variable, hemos decidido incrementar nuestra exposición a las acciones de los países desarrollados y en particular a la renta variable europea, dado que los fundamentales de las valoraciones y los resultados corporativos, así como el crecimiento de estos últimos, son, en nuestra opinión, factores que respaldan esta clase de activo.
Desde julio hemos asistido a una fuerte volatilidad en la renta variable china, más tarde, en agosto, los mercados globales de renta variable experimentaron severas correcciones, derivadas de diferentes factores. En primer lugar, la caída en los precios del petróleo y de las materias primas. Desde nuestro punto de visto esto se debe, sobre a todo, a cuestiones relacionadas con la oferta (Irán, Irak y Estados Unidos) que se han visto agravadas por los temores sobre el crecimiento mundial. Asimismo, también ha influido las fuerte disminución de las exportaciones chinas, la devaluación del Yuan y la caída de la confianza en el sector industrial local (índice PMI chino). Es probable que la devaluación siga siendo moderada por lo que pensamos que no va a hacer estallar una guerra de divisas. Por último hay que tener en cuenta los temores relativos al crecimiento mundial y la deflación.
Estados Unidos se ha recuperado bien desde el primer trimestre de 2015 y Europa continúa creciendo lentamente. A pesar de que no prevemos una aceleración del crecimiento en ninguna de estas dos regiones, creemos que el ciclo continuará su curso, impulsado, sobre todo, por los consumidores y la caída del precio del petróleo.
Los bancos centrales han acostumbrado a los mercados a las acciones rápidas y cuando no hay ninguna a la vista, estos parecen capitular. Tanto el BCE como la Fed tienen sus propias agendas así como otras prioridades. Por su parte, el Banco Central de China tiene un amplio abanico de herramientas (reservas, algo de margen en los tipos de interés, etc.), pero también tiene su propio calendario, que podría entrar en contradicción con las expectativas de los mercados occidentales. Esta situación ha impactado de forma especialmente dura en el mercado europeo y el japonés; pues ambos se habían beneficiado de un sólido rally respaldado por la mejora de los fundamentales. A pesar de la ralentización de las economías emergentes y de los mínimos de la fuerte devaluación del euro, la buena rentabilidad de la actividad doméstica en Europa debería respaldar los beneficios.
Después de la severa caída de los mercados, vemos oportunidades para aumentar nuestra exposición a las compañías de países desarrollados, sobre todo en Europa. Los indicadores principales siguen siendo positivos y la actitud del banco central continuará siendo acomodaticia.
Benjamin Melman es director de asignación de activos y de deuda soberana en Edmond de Rothschild AM (Francia).