¿Servirá de algo el semáforo financiero?

Según la Orden Ministerial se fija una clasificación de productos mediante una escala de seis colores, o bien mediante números del 1 al 6. Las entidades financieras están obligadas desde el 5 de febrero de 2016 a realizar esta clasificación y entregársela al cliente antes de la comercialización del producto financiero. "Con un vistazo se tendrá información clara y fácilmente comprensible de los productos", defendían desde el Ministerio de Economía.

El objetivo es alertar sobre el riesgo de depósitos, bonos acciones, seguros y planes de pensiones pero no estarán incluidos ni los fondos de inversión ni la deuda pública nacional ni de otros países de la UE. La entidad financiera se convierte, por tanto, en juez y parte pues valora el riesgo de los propios productos que comercializa. De la clasificación quedan fuera los instrumentos financieros más arriesgados como los derivados y los fondos de inversión.

Cuando el producto sea un plan de pensiones, las entidades tendrán que facilitar, en sustitución del indicador de riesgo, otro sobre el indicador sintético de riesgo para las instituciones de inversión colectiva. Este indicador consiste en una cifra dentro de una escala de 1 a 7 en función del nivel de volatilidad de la institución de inversión colectiva. Además, se podrán fijar también alertas sobre las limitaciones respecto a la liquidez y habrá un aviso con dos figuras de exclamación que indicará que se trata de un producto "complejo y difícil" de entender.

Según el Ministerio de Economía para la aplicación de sanciones se podrá entrar de oficio o tras eventuales denuncias de los pequeños inversores. La medida deriva de un proyecto de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), sometida a consulta hace poco más de un año.