Por Ágata Sanz Casado, directora de Personal Iberia de Mediterránea Group
Ágata Sanz Casado
| 03 abr 2024
Si hay algo que ha caracterizado a la sociedad occidental en las últimas décadas es la volatilidad. Estamos en constante evolución, adoptando cambios y nuevas tecnologías prácticamente a diario. Nada tiene que ver cómo vivimos ahora con cómo lo hacíamos hace dos décadas. Tampoco en el entorno laboral. Si antes era común estar gran parte o toda la carrera profesional en una misma empresa, hoy en día el cambio de paradigma ha propiciado una mayor rotación y trabajar para dos o más empresas a lo largo del tiempo.
Este dinamismo es un escollo cuando las organizaciones trabajan por alcanzar una cultura corporativa sólida en la que los empleados son su mejor activo. Hablamos, en definitiva, de empresas que dan un fuerte protagonismo al capital humano como motor del crecimiento y de la expansión del negocio. Por esta situación, y para hacer frente al actual dinamismo laboral, estas firmas centran sus esfuerzos en desarrollar iniciativas que mejoren la experiencia del empleado en su puesto de trabajo. De hecho, el 47% de las compañías reconoce haber aumentado su inversión en estas iniciativas desde 2020, según un reciente estudio de Aon que también concluye que invertir en el bienestar del trabajador mejora hasta en un 55% el rendimiento empresarial.
Una de las últimas tendencias para abordar el reto de la captación y fidelización del talento es ofrecer un servicio de restauración de calidad. Una práctica popular entre las tecnológicas de Silicon Valley, que cuentan con 3 servicios distintos de comida gratuitos al día como forma de incentivar la concentración y productividad entre sus equipos. Creencia en la que cada vez confían más empresas como refleja el estudio ‘Nutrición Saludable en el Workplace’ de ISS Iberia, que apunta que una de cada nueve corporaciones relaciona la salud y el bienestar en el lugar de trabajo como dos aspectos clave en el buen desempeño laboral.
¿Y qué hay más saludable que comer bien? Una cuestión en la que el comedor de empresa emerge como bastión de una alimentación sana y sostenible, puesto que no solo se limita a ofrecer un servicio de cátering, sino que lo hace fomentado una dieta saludable y equilibrada basada en ingredientes nutritivos de temporada y cercanía. Un ejemplo es la adopción del modelo europeo, que propone agrupar todo el aporte calórico suficiente para reponer energías en un único plato. Para ello, da mayor peso a alimentos como verduras y hortalizas, legumbres y frutas, por su alta densidad nutricional, como alternativa a las comidas copiosas en las que tienden a abundar las grasas y procesados. Es la sustitución de los 2 platos más postre por los poke-bowls y las ensaladas.
Ligado estrechamente a la productividad, encontramos en la conciliación familiar otro de los incentivos que reporta el comedor de empresa. Poder compaginar la vida personal y profesional es un punto fundamental en la búsqueda de empleo y la permanencia para siete de cada diez empleados según el último ‘HR Study’ de Personio. Ofrecer la opción de comer en la compañía incide directamente en esta cuestión puesto que reduce el tiempo y presupuesto destinados a planificar y cocinar la comida diaria, así como previene el tener que desplazarse a comer a locales de restauración fuera de la empresa. Por tanto, se optimiza el tiempo disponible dentro y fuera del trabajo, permitiendo que el empleado lo destine a otras labores sin tener que preocuparse por qué tiene que preparase para comer.
Asimismo, el comedor de empresa fomenta el sentimiento de pertenencia al ser un lugar de encuentro en el que los equipos se consolidan y donde el compañero se convierte en amigo. Un espacio físico donde entablar relaciones que van más allá de lo puramente profesional y generar lazos interpersonales que repercuten positivamente a la hora de desempeñar tareas conjuntas. En definitiva, almorzar en compañía contribuye a que los empleados se conozcan mejor entre ellos y refuercen sus vínculos sociales, lo que, por extensión, crea un ambiente laboral más agradable y distendido. Además, es una gran oportunidad para que aquellos que acaban de aterrizar se integren más rápidamente en la cultura corporativa, mejorando su proceso de onboarding.
Siguiendo esta línea, al ofrecer un espacio en el que compartir experiencias, el comedor de empresa es el nexo de unión emocional entre empleado y compañía. Un punto de encuentro que se complementa con otros espacios de alimentación que están diseñados para la desconexión y fomentar relaciones entre empleados como los coffee corners o food trucks. Lugares que otorgan momentos de relax y socialización.
Además, hay organizaciones que organizan ‘brunch’, meriendas, ‘afterwork’ y planes de viernes. Iniciativas que rompen con la rutina sin tener que abandonar la empresa y que desarrollan el sentimiento de pertenencia al ser una demostración del interés y compromiso que la corporación tiene con el bienestar y la salud de cada uno de sus miembros.
En resumen, el comedor de empresa es un servicio que no solo invierte en una alimentación sana y equilibrada del empleado, sino también en su salud, tiempo libre y comodidad. Mejora su bienestar, refuerza los lazos humanos, contribuye al desarrollo de una cultura empresarial sólida y, en definitiva, sienta las bases en la construcción de un equipo unido y exitoso. Un beneficio al empleado cada vez más presente en los planes de reclutamiento y fidelización y que, sin lugar a duda, ha llegado para quedarse.