2015 ha sido un año difícil para el gigante asiático y 2016 comienza con la misma dinámica. Más allá de las turbulencias financieras y la desaceleración económica, China se dio de frente contra otra realidad económica: el comercio con alguno de sus mayores socios comerciales está en el aire, e incluso en algunos casos ha […]
Dirigentes Digital
| 08 ene 2016
2015 ha sido un año difícil para el gigante asiático y 2016 comienza con la misma dinámica. Más allá de las turbulencias financieras y la desaceleración económica, China se dio de frente contra otra realidad económica: el comercio con alguno de sus mayores socios comerciales está en el aire, e incluso en algunos casos ha descendido de forma significativa.
Uno de los principales riesgos para China: quedarse fuera del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), firmado por algunos de los principales socios comerciales del gigante asiático, como Estados Unidos (el primer mercado al que exporta China, con el 17% de todas las exportaciones chinas, según datos de Comtrade de 2014) o Japón (en tercer lugar, con el 6,4% de las exportaciones).
Para los expertos de Fidelity, si China se queda fuera del TPP tendría un coste muy elevado, "especialmente por la pérdida de intercambios comerciales con Japón y Corea del Sur". Desde Fidelity recuerdan que, si China se uniera al acuerdo, el TPP representaría casi la mitad de todo el comercio mundial, aunque supondría para China acatar normas "exigentes". Si China finalmente se mantiene al margen de este acuerdo comercial entre Estados Unidos y otros países, "es muy probable que las cadenas de suministro se vean alteradas, ya que los países aprovecharán las ventajas del acuerdo e importarán de los miembros del TPP".
Caída del comercio con Rusia
Además del peligro del TTP, China luchó en 2015 contra una importante caída en el comercio bilateral con su principal socio comercial, Rusia. Según la agencia china Xinhua, el volumen de comercio entre ambos países cayó un 29,3% interanual entre enero y noviembre de 2015 hasta los 61.300 millones de dólares. Según el portavoz del Ministerio de Comercio chino, Shen Danyang, esta caída se debió a factores externos, como la débil demanda global y los bajos precios de las materias primas. "Las dos naciones innovarán los patrones de cooperación y elevarán los niveles de facilidades del comercio para invertir la tendencia a la baja tan pronto como posible", explicó Shen.
Pese a todo, China siguió siendo en 2015 el mayor socio comercial de Rusia, y el comercio bilateral supuso el 12% del comercio exterior de Rusia, por encima del 11,3% de 2014. China se muestra optimista por respecto a 2016, y espera que el comercio con su socio ruso vuelva a crecer.
El dilema de Corea del Norte
A todo esto, se suma la situación actual en Corea del Norte. La amenaza nuclear del país supone para China la toma de una decisión que continúe apoyando a su histórico aliado o, por el contrario, pida su desnuclearilización. Si China decide finalmente sumarse a la petición de que Pyongyang abandone sus intereses nucleares, también el comercio exterior del gigante asiático se verá afectado. Según la BBC, Pekín proporciona a Corea del Norte el 90% del combustible del país. El 57% de las importaciones de Corea del Norte provienen de China, y a él destina el 42% de las exportaciones. Además, según la cadena británica, los expertos creen que Corea del Norte hace frente a su déficit comercial de miles de millones de dólares gracias a los subsidios chinos.
¿Guerra de divisas?
Los expertos recuerdan que antes de la depreciación del yuan en el mes de agosto, la moneda se había apreciado un 14% en el último año. Y también había subido mucho frente al resto de monedas asiáticas, lo que resultaba altamente nocivo para las exportaciones del gigante asiático. Durante el pasado año, la economía china se desaceleró más de lo planeado, por lo que las autoridades han estado utilizando tanto la política fiscal – extensos planes de inversión en infraestructuras, por ejemplo- como la política monetaria -recortes de tipos de referencia-, así como la nueva política en los tipos de cambio a través de las devaluaciones.
Pese a la apreciación de este viernes de la moneda, el nivel del yuan se mantiene más bajo que antes de las primeras depreciaciones de 2015. Desde Link Secutities apuntan que "si el Banco Central China sigue jugando a su particular guerra de divisas, los daños colaterales afectarían no sólo a los emergentes, sino a las economías desarrolladas".
Esta decisión orientada a fomentar las exportaciones y encarecer las importaciones iniciada el pasado año preocupa principalmente en Europa y en los productores de materias primas, ya que China es una de las principales potencias importadoras de productos manufacturados y el principal importador de "commodities". También ha generado preocupación en los países asiáticos, que son competidores y proveedores de China, y que no quieren perder competitividad, lo que ha provocado descensos encadenados en las monedas asiáticas. Este paso se ha percibido como un recrudecimiento de la guerra de divisas.
Sin embargo, desde Robeco no consideran que la depreciación del yuan vaya más allá, a propósito de la reciente apreciación de la moneda. "Esperamos que se estabilice en torno al 3% de depreciación y continúe fluctuando en un rango de 6.2 a 6.5 por dólar estadounidense." "Una guerra de divisas, como algunos piensan, no está en la agenda", indican desde la firma, donde consideran que "China no tiene necesidad ni intención de librar esa guerra". A su juicio, el país está aún en la etapa inicial de la internacionalización del renminbi. "Si China se une a una devaluación competitiva, los inversores extranjeros se abstendrán de aceptar y sostener el renminbi. Por otra parte, en caso de una devaluación del renminbi rápida y drástica, la fuga de capitales se acelerará, perjudicando el sentimiento de mercado. Esto afectaría a los mercados de capitales y a la economía real. Este es el escenario que los responsables políticos quieren evitar", aseguran.