El Mundial de fútbol parece ser, al menos en términos de rendimiento directo, una muy mala inversión para las cadenas de televisión en España. Y es que si ya en el Mundial de Sudáfrica, en el que España se alzó con la victoria, Sogecable (por aquel entonces propietaria de Cuatro) cosechó unas pérdidas de 70 […]
Dirigentes Digital
| 26 jul 2014
El Mundial de fútbol parece ser, al menos en términos de rendimiento directo, una muy mala inversión para las cadenas de televisión en España. Y es que si ya en el Mundial de Sudáfrica, en el que España se alzó con la victoria, Sogecable (por aquel entonces propietaria de Cuatro) cosechó unas pérdidas de 70 millones de euros, en la última edición Mediaset ha perdido 15.
En esta ocasión, la selección dirigida por Vicente del Bosque, eliminada prácticamente desde el primer partido, ha perjudicado el balance de la inversión en España, lo cual, sumado al bajo nivel demostrado por la mayoría de los combinados, ha revertido unas pérdidas a Mediaset de cerca de 15 millones de euros. La dependencia de los resultados de España para la rentabilidad de este tipo de operaciones alcanza tal magnitud que un día después de su efectiva eliminación las acciones del grupo en el Ibex caían más del 3%.
El grupo presidido por Paolo Vasile ha ingresado poco más de 20 millones de euros en la fase final del Mundial, muy lejos de los 35 que pagó por los derechos de retransmisión de todos los partidos de España (que finalmente fueron sólo tres), uno de cada jornada de la fase de grupos, octavos y cuartos de final, las dos semifinales y la final disputada en Rio de Janeiro, además de los gastos derivados del envío de 60 profesionales durante cerca de un mes.
Las pérdidas directas para el grupo, no obstante, han sido mucho menores que en anteriores ocasiones debido sobre todo al abaratamiento de los costes de retransmisión. Baste decir que en la última Eurocopa, celebrada en Polonia y Ucrania, la misma empresa pagó cerca de 60 millones de euros. En cualquier caso, los expertos recuerdan que la rentabilidad de este tipo de operaciones no debe medirse únicamente por el resultado directo de explotación, sino también por el branding que la retrasmisión supone para la marca y el posicionamiento en las posiciones más altas del share durante todo un mes.