Francisco Verdú, uno de los pocos
directivos imputados en el caso de las tarjetas opacas que no hizo uso de la misma, ha declarado, ante el juez Fernando Andreu, que en 30 años en el oficio jamás había visto algo así, "mala praxis bancaria". Ante la pregunta del juez de por qué no la utilizó, ha explicado que ya disponía de una tarjeta de empresa para gastos de representación, y esto le pareció fuera de toda buena práctica en el sector.
Verdú ha contradicho la declaración de Rodrigo Rato, el pasado 16 de octubre, que no tenía constancia de la opacidad de estos plásticos y que él no se encargaba personalmente de su gestión y distribución. Sin embargo, su número dos ha afirmado que el propio Rato quien le dio en mano la tarjeta y le explicó, que podía gastar lo que quisiera con un límite de 75.000 euros. El ex directivo ha llegado a asegurar que incluso le advirtió al ex presidente de la entidad de su mal uso.
También ha pasado por la Audiencia Nacional, Jaime Terciario, predecesor de Miguel Blesa como presidente de la entidad. Blesa explicó ante el juez que la existencia de las tarjetas cuando se hizo cargo de la caja. Terciario ha admitido la creación de las tarjetas, pero explicando que estaban a 600 euros al mes, sin posibilidad de sacar dinero en efectivo, y "con un control estricto de los gastos".
En su época las visa tributaban por Caja Madrid dentro del Impuesto de Sociedades como gastos de representación, y eran contabilizadas en la cuenta de "Gastos de Gobierno".