Las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) reflejaban fueron un jarro de agua fría para Alemania. Las perspectivas de crecimiento para tanto para 2015 como para 2016 eran del 1,5%. Este dato contrastaba con las expectativas para otras economías como la española que, si el organismo dirigido por Christine Lagarde no falla, crecerá un […]
Dirigentes Digital
| 24 feb 2015
Las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) reflejaban fueron un jarro de agua fría para Alemania. Las perspectivas de crecimiento para tanto para 2015 como para 2016 eran del 1,5%. Este dato contrastaba con las expectativas para otras economías como la española que, si el organismo dirigido por Christine Lagarde no falla, crecerá un 2% en 2015 y un 1,8% durante el próximo año.
¿Alemania se ha quedado sin fuerza? BNY Mellon ha querido profundizar sobre este tema en un su informe "Alemania bajo la lupa". La entidad afirma que, transcurridos 25 años desde la caída del Muro del Berlín, el país se enfrenta a la debilidad del crecimiento económico y a pronósticos de actividad poco alentadores.
Las previsiones del banco central alemán, publicadas en diciembre, eran aún más débiles que las del FMI. Estos datos, según BNY Mellon, tiran por tierra "las esperanzas de que una de las economías europeas más sólidas pueda actuar como catalizador del crecimiento en toda la eurozona". Y es que, las secuelas de la crisis de deuda de la Zona Euro siguen notándose en las economías de la región.
¿Qué pesa sobre su economía?
Otro factor que presumiblemente afectará a la economía germana a medio plazo, según la entidad estadounidense, es el panorama demográfico poco favorable del país. De hecho, medidas como la jubilación anticipada a los 63 años con la totalidad de la pensión ya están limitando la población activa, según el informe económico de diciembre del Bundesbank, el banco central alemán.
Además, a una tasa de crecimiento muy baja hay que añadir "unos niveles de inflación reducidos", que, según BNY Mellon "ha supuesto más bien una maldición que una bendición".
En cuanto a su balanza de pagos, Rebecca Braeu, directora de análisis soberano en Standish, una de las cuatro gestoras especialistas del grupo, apunta que "Alemania ha mantenido su actual superávit por cuenta corriente en un rango del 6% al 7% durante gran parte de los últimos ocho años".
Braeu añade que, "por desgracia, la esperanza de Europa de que la demanda alemana se vuelva ‘hacia dentro’ a través del consumo y la inversión se ha esfumado, a manos de un giro estructural muy lento que requerirá años, no trimestres, de política monetaria estimulativa y reformas estructurales explícitas".
De ‘enfermo’ a ‘potencia’
Alemania, al igual que sus vecinos, he evolucionado durante los últimos años. Holger Fahrinkrug, economista jefe, Meriten, otra de las gestoras de BNY Mellon, remarca que "la percepción del rendimiento económico alemán ha ido de un extremo a otro: de ‘enfermo de Europa’ hace unos diez años, a ‘potencia económica’ durante el repunte de la crisis desde 2010/2011".
¿Va todo mal en Alemania?
A pesar de todo, Fahrinkrug señala que "la economía germana es mucho más robusta hoy que en los primeros cinco años del milenio, pero las expectativas sobre su contribución a la salud de la eurozona, o incluso de la economía global, podrían ser exageradas".
Por su parte, Braeu remarca que "la economía alemana ha crecido solamente a un ritmo medio del 1,3% anual durante los últimos diez años. De cara al futuro, necesitará una fuerte reforma estructural para hacer frente al efecto adverso del envejecimiento de la población sobre la productividad y el crecimiento".