Las autoridades de Guatemala desmantelaron el mes pasado una estructura criminal que recibía sobornos de los importadores para evadir al fisco y que presuntamente estaba liderada por el ex secretario privado de Roxana Baldetti, vicepresidenta del Gobierno. Baldetti, renunció el pasado viernes a su cargo en el Ejecutivo en medio de este escándalo del sistema […]
Dirigentes Digital
| 11 may 2015
Las autoridades de Guatemala desmantelaron el mes pasado una estructura criminal que recibía sobornos de los importadores para evadir al fisco y que presuntamente estaba liderada por el ex secretario privado de Roxana Baldetti, vicepresidenta del Gobierno. Baldetti, renunció el pasado viernes a su cargo en el Ejecutivo en medio de este escándalo del sistema aduanero del país, en el que ha sido involucrado su ex secretario privado, Juan Carlos Monzón.
Entre los 12 países que componen la región de América del Sur, con un Producto Interno Bruto (PIB) de 4.400 millones de dólares, el 72% está concentrado en Brasil, Argentina y Chile, de acuerdo a cifras del Banco Mundial. Sin embargo, las líderes de estos países aglutinan los índices de popularidad y aceptación más bajos de la historia. ¿A que se debe? A la corrupción.
La aprobación de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se encuentra en el 19%. Cristina Fernández de Kirchner, su homóloga argentina, tiene un 40% de popularidad y Michelle Bachelet, un 29%, de acuerdo a distintas consultoras.
Hundimiento de Petrobras y de Rousseff
Petrobras ha informado de que la corrupción costó al menos 2.055 millones de dólares a la compañía en 2014. Según medios locales, la operación judicial llamada Lava Jato descubrió el año pasado un escándalo de desvío de recursos en Petrobras y asignación de contratos a proveedores que pagaban sobornos a ejecutivos de la firma, políticos y legisladores de Brasil.
El escándalo de la petrolera impactó en la aprobación de la presidenta de Brasil Dilma Rousseff, que cayó 33 puntos en un año.
La incógnita Nisman
Cristina Fernández está viviendo su último año al frente del Gobierno argentino bajo la sombra de la muerte del fiscal Alberto Nisman. El fiscal acusó a la presidenta de encubrir terroristas en un atentado de 1994 contra la Asociación Mutual israelita argentina.
Alberto Nisman fue hallado muerto el pasado mes de enero, tan sólo cuatro días después de denunciar a Cristina Fernández, y antes de comparecer en el Congreso. La larga investigación sobre lo ocurrido, en la que se llegó a imputar a la presidenta, ha determinado que Nisman recibió un disparo "con el arma apoyada a la sien", aunque aún no se ha esclarecido quien fue el autor del supuesto asesinato. El escándalo Nisman ‘hundió’ la imagen de la presidenta argentina hasta el 29,1% de popularidad, sin embargo, ha terminado repuntando esta cifra.
El caso chileno
De acuerdo con el centro de estudios públicos, la aprobación de Michelle Bachelet, alcanzó en abril su peor registro histórico al caer a 29%, afectada por escándalos que involucran a empresas, políticos e incluso a su propia familia.
La crisis chilena estalló cuando Sebastián Dávalos, el hijo de la presidenta de Chile, fue acusado de "uso de información privilegiada" y "tráfico de influencias", lo que lo llevó a renunciar al Partido Socialista, después de 15 años de militancia. Presuntamente, Dávalos gestiono un crédito de 10 millones de dólares con uno de los hombres más poderosos de Chile. Con este dinero, la empresa de su esposa debía comprar terrenos que luego aumentaron su valor por el cambio en el uso de suelos.
A raíz de este escándalo, Bachelet, puso en marcha, el pasado mes de abril, un plan para combatir las malas prácticas en la política. Este programa incluye la prohibición de donaciones privadas en las campañas electorales, restringe la contratación de familiares en el servicio público, determina la pérdida del cargo legislativo a quien incumple la ley electoral y pone límites a la relección indefinida de diputados y senadores, además de sancionar la corrupción entre privados.
Otra de las drásticas medidas tomadas por Bachelet para intentar recuperar su popularidad ha sido la petición de renuncia a todo su gabinete de ministros, a quienes se dio un plazo de 72 horas para presentar su dimisión y dar paso a un nuevo Ejecutivo.