De los 13,50 dólares que costaba el fármaco a los 750 dólares de su precio actual, y todo de la noche a la mañana. Y no es que se trate de una nueva fórmula, sino de unas pastillas que se llevan comercializando desde hace 62 años. El fármaco, llamado Daraprim, fue adquirido en agosto por […]
Dirigentes Digital
| 26 oct 2015
De los 13,50 dólares que costaba el fármaco a los 750 dólares de su precio actual, y todo de la noche a la mañana. Y no es que se trate de una nueva fórmula, sino de unas pastillas que se llevan comercializando desde hace 62 años.
El fármaco, llamado Daraprim, fue adquirido en agosto por Turing Pharmaceuticals a Impax Laboratories por 55 millones de dólares. Turing Pharmaceuticals es una startup cuyo CEO Martin Shkreli es un ex gerente de fondos de cobertura de 32 años.
Daraprim fue aprobado en 1953 y trata la toxoplasmosis, una enfermedad parasitaria que afecta a personas con sistemas inmunes debilitados, como los pacientes con SIDA, según indican los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades.
Producir una píldora cuesta alrededor de 1 dólar, pero el señor Shkreli ha afirmado que esto no incluye otros gastos como el control de la calidad, los costos regulatorios, la comercialización y la distribución, que, según él, "han aumentado de forma espectacular en los últimos años". Shkreli añade que su farmaceútica necesita beneficios para financiar un nuevo tratamiento con menos efectos secundarios.
La decisión de Shkreli tendrá un sobrecosto anual de cientos de miles de dólares del tratamiento para los pacientes.
La doctora Judith Aberg, jefa de la división de enfermedades infecciosas de la Escuela de Medicina de Icahn en el Monte Sinaí, decía que el aumento del precio del Daraprim podría obligar a los hospitales a utilizar "terapias alternativas que pueden no tener la misma eficacia".
Reacciones al aumento del precio
Las Sociedad de Enfermedades Infecciosas de América, la Asociación de Medicina del VIH y otros proveedores de cuidado de la salud, escribieron una carta abierta a la farmacéutica Turing, exhortando a la empresa a reconsiderar su decisión. "Este costo es injustificable para los pacientes que necesitan de este medicamento y es, además, insostenible para el sistema de atención de la salud", escribían los grupos al CEO de la farmacéutica.
Además, la polémica suscitada, hacía que las acciones de la compañía cayeran un 6%.
La controversia ha sido tal que ha hecho que hasta los candidatos presidenciales opinen sobre el aumento del costo de los medicamentos recetados en Estados Unidos. Entre ellos Hillary Clinton, quien anunciaba un plan para bajar el precio de los fármacos con receta. Clinton ‘tuiteaba’, además, que el alza de precios de Daraprim era "indignante". La candidata demócrata instó a la Comisión Federal de Comercio Administración de Alimentos y Medicamentos a determinar una forma en que los medicamentos genéricos lleguen más rápidamente y con menor costo al mercado, además de luchar contra las prácticas contrarias a la competencia en la industria farmacéutica.
Otro de los candidatos demócratas a la presidencia, Bernie Sanders, senador por Vermont, junto al congresista republicano Elijah Cummings, envió una carta a Turing pidiendo a la empresa una lista detallada de los gastos e ingresos relacionados con el Daraprim para poder explicar así el "aumento espectacular del precio".
Ante la polémica, Martin Shkreli dijo a varios medios de comunicación que iba a reconsiderar la subida y que reduciría el costo de Daraprim a un precio aún no especificado. Y admitió en una entrevista al canal de noticias NBC que esta decisión la toma por la indignación suscitada en distintos sectores. Pero que, según explicaba en CBS, sigue pensando que "el beneficio es razonable y no excesivo en absoluto".
La farmaceútica Turing hace unos días anunciaba en un comunicado que estaba haciendo "mejoras para la asequibilidad y la accesibilidad del Daraprim", pero ni rastro de la prometida bajada de precios. Los afectados, los pacientes, siguen sufriendo cada día esta decisión en sus bolsillos y en su salud.
Otras farmacéuticas que suben los precios
La controversia del Daraprim llega en un momento de creciente preocupación ante el aumento de los precios de los medicamentos en Estados Unidos, donde los compradores de los fármacos son las compañías de seguros privadas, así como el gobierno a través de los sistemas de salud Medicare y Medicaid. Según Peter Bach, epidemiólogo e investigador del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York, los fabricantes de medicamentos a menudo afirman que sus precios altos tienen como objetivo ayudarles a recuperar el costo de su inversión o que reflejan el valor de los mismos en el mercado. "Pero lo que hacen es poner el precio que ellos piensan que el mercado puede soportar y que la gente está dispuesta a pagar".
Según Steve Nissen, presidente de cardiología de la Clínica Cleveland, "los precios de los medicamentos han aumentado más en los casos en que la consolidación del sector ha dejado solo a una empresa la fabricación de fármacos importantes". Y ese aumento de precio no solo se da en los nuevos medicamentos, también hay una creciente preocupación por el gran incremento del costo en los fármacos más antiguos, algunos de ellos genéricos, que han sido durante mucho tiempo pilares de los distintos tratamientos.
Las subidas se han producido en todo tipo de medicamentos, desde los recetados para el colesterol alto hasta el cáncer. En este último caso algunos tratamientos superan los 100.000 dólares anuales.
También han incrementado considerablemente su costo los medicamentos para tratar problemas cardiacos. Valeant Pharmaceuticals ha aumentado drásticamente el precio de dos fármacos indicados para el corazón. Un 525% el de Isuprel, y 212% el de Nitropress. Lo hacía poco después de la compra de ambos medicamentos a la farmacéutica Marathon en febrero. En la actualidad Valeant Pharmaceuticals es la única empresa que vende estos dos fármacos. "Nitropress es un elemento básico en la unidad coronaria de nuestro hospital, y el incremento de su precio va a costar millones de dólares adicionales al año", explicaba Steve Nissen. "Impulsar el precio de los medicamentos para el corazón no hace a nadie más saludable", decía Nissen, quien agregaba que "simplemente enriquece a alguien que especula con ello".
Otra farmaceútica estadounidense, Gilead Sciences, ha puesto un precio altísimo a una de sus nuevas pastillas para tratar la hepatitis C. Cada píldora de Harvoni cuesta la friolera de 1.350 dólares. Sin duda un negocio redondo en un tratamiento que los pacientes tienen que llevar a cabo a diario durante 12 semanas seguidas y en un país donde unos unos 3 millones de personas están afectadas por hepatitis C.
"Como sociedad necesitamos una manera de determinar lo que es un precio razonable en el momento de la introducción de un nuevo medicamento", decía Stephen Schondelmeyer, profesor de Farmacia de la Universidad de Minnesota. "Hemos ampliado la cobertura, pero no hemos hecho nada para controlar los costos en el lado de fijación de precios".
Estas prácticas podrían aumentar considerablemente los costos de atención de salud de Estados Unidos. Un problema que ya está en el ojo del huracán y que está siendo objeto de estudio por fiscales estadounidenses y los demócratas en el Congreso.