Monsanto comienza a "tirar de tijera" para tratar de solucionar los problemas a los que se enfrenta. La agroquímica tiene que reducir costes ante la caída de los precios de las materias primas y anunció hace unas semanas que para ello despediría a 2.600 empleados. Ahora, ha anunciado que cerrará tres de sus centros estadounidenses […]
Dirigentes Digital
| 27 oct 2015
Monsanto comienza a "tirar de tijera" para tratar de solucionar los problemas a los que se enfrenta. La agroquímica tiene que reducir costes ante la caída de los precios de las materias primas y anunció hace unas semanas que para ello despediría a 2.600 empleados. Ahora, ha anunciado que cerrará tres de sus centros estadounidenses dedicados a I+D durante 2016, lo que supondrá otros 90 despidos más.
Ciertamente, el bajo precio de las cosechas en Estados Unidos y América Latina (sus principales mercados) han lastrado los beneficios de la empresa en este año. En lo que va de 2015, el beneficio de Monsanto se ha reducido un 15,5%, las ventas de semillas biotecnológicas (uno de sus productos clave) también han disminuido en 32 millones y el volumen de negocio cae un 5,4%.
El herbicida prohibido
Sin embargo, la caída del precio en las materias primas no es el único problema que está haciendo sufrir a la biotecnológica, ya que las polémicas en torno a sus productos se suceden y ya le han costado que varios países prohíban su venta, principalmente de su herbicida Roundup, a base de glifosato. Este compuesto químico fue declarado en marzo por la OMS como "posible cancerígeno", y otros organismos también lo han vetado o se han declarado contrarios a su comercialización. La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) lo ha calificado de "cancerígeno" y la ministra francesa de Ecología, Segolene Royal, prohibió en mayo la venta del herbicida en toda Francia.
También en Argentina el presidente de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud, Jorge Yabkowski, declaró en mayo que "a largo plazo hay que prohibir el glifosato". Incluso la región argentina de Lago Puelo ha prohibido el uso de este compuesto que se incluye en el herbicida de Monsanto, sobre todo desde la declaración de la IARC. En parte de Latinoamérica y de Estados Unidos, así como algunos países europeos, Monsanto ha perdido la batalla.
Pese a todo, Monsanto continúa comercializando este producto en los países que se lo permiten, desde 1970. Por ello, la empresa ha protagonizado incontables polémicas y denuncias por perjuicios a la salud y al medio ambiente.
La polémica de los transgénicos
Los transgénicos, otro de los productos clave para Monsanto, se encuentran inmersos en enormes polémicas ante el desconocimiento que aún existe sobre ellos, y han sido vetados en diversos países, aunque entre ellos no se encuentra España. En parte de Latinoamérica y Estados Unidos, por ejemplo, Monsanto ya no puede vender su maíz transgénico. Y es que la polémica de los transgénicos, lejos de desaparecer, coge fuerza.
De momento, Monsanto ha decidido atajar estos problemas recortando el 11% de su fuerza laboral y abandonando su negocio de caña de azúcar en Brasil. Con estas medidas, la empresa espera ahorrar entre 275 y 300 millones de dólares al año.
En lo que va de año, las acciones de Monsanto han caído más de 25% y los analistas auguran que la reducción de beneficios continuará durante el resto del año. Aun así, la empresa se muestra optimista y está convencida de que cumplirá el objetivo de duplicar los beneficios en cinco años a partir de 2014. Ante esto, Chris Shaw, analista de Monness Crespi Hardt & Co, opinaba a Bloomberg: "Es sorprendente que todavía confíen en alcanzar esa meta en 2019 dado el ambiente al que se enfrentarán para el 2016".