Las grandes empresas no comprueban de dónde proceden los materiales que compran para fabricar sus productos. Según denuncian Amnistía Internacional y Africa Resources Watch (Afrewatch) en su informe "This is what we die for: Human rights abuses in the Democratic Republic of the Congo power the global trade in cobalt", empresas tan importantes como Samsung, […]
Dirigentes Digital
| 20 ene 2016
Las grandes empresas no comprueban de dónde proceden los materiales que compran para fabricar sus productos. Según denuncian Amnistía Internacional y Africa Resources Watch (Afrewatch) en su informe "This is what we die for: Human rights abuses in the Democratic Republic of the Congo power the global trade in cobalt", empresas tan importantes como Samsung, Apple, Microsoft o Volkswagen habrían adquirido cobalto a una compañía de República Democrática del Congo que utiliza niños para la extracción del mineral y en condiciones infrahumanas.
El cobalto es un mineral utilizado en la fabricación de baterías de iones de litio, por lo que es muy importante para las compañías tecnológicas. Según el informe, la organización ha investigado que el cobalto se compra en zonas del Congo donde el trabajo infantil está muy extendido, y se vende después a la empresa Congo Dongfang Minig (CDM), una filial de la compañía china Zhejiang Huayou Cobalt. Amnistía Internacional asegura que en sus investigaciones ha conseguido documentos que demuestran que CDM procesa el cobalto y lo vende a tres fabricantes de baterías: Ningbo Shanshan y Tinajin Bamo en China, y L&F Materiales, de Corea del Sur. Estas tres empresas serían proveedores directos de empresas como Apple, Microsoft, Samsung, Sony, Daimler o Volkswagen.
Amnistía Internacional afirma que se puso en contacto con 16 multinacionales que figuraban como clientes de Huayou Cobalt. Según la organización, y sin dar nombres, una de las empresas admitió la relación y otras cuatro no supieron confirmar si compraban el mineral a la empresa. Seis afirmaron que estaban investigando el tema, cinco negaron que se abastecieran de Huayou Cobalt a pesar de figurar como cliente de las tres fábricas a las que les suministran el cobalto, y otras dos negaron rotundamente que compraran el cobalto a Huayou Cobalt. Sin embargo, Amnistía Internacional destaca que "ninguna proporcionó datos suficientes con que verificar de manera independiente de dónde procedía el cobalto de sus productos".
"Es una gran paradoja de la era digital es que algunas de las empresas más ricas e innovadoras del mundo puedan vender aparatos increíblemente avanzados sin tener que demostrar dónde adquieren la materia prima para sus componentes", opinaba Emmanuel Umpula, director ejecutivo de Afrewatch (Africa Resources Watch).
Para Amnistía Internacional, estos abusos en las minas son como el dicho "ojos que no ven, corazón que no siente", porque realmente los consumidores no saben las condiciones en las que trabajan las personas necesarias para construir nuestros modernos y caros dispositivos.
"Muchas de estas multinacionales afirman que tienen una política de tolerancia cero con el trabajo infantil. Pero esta promesa no tienen ningún valor si las empresas no investigan a sus proveedores. Sencillamente, su afirmación no es creíble", señalaba Mark Dummett, investigador de Amnistía Internacional sobre Empresas y Derechos Humanos. Para este investigador, las empresas no deben únicamente romper su relación con el proveedor, sino que deben tomar medidas para reparar el daño hecho a los afectados. "Sin leyes que las obliguen a comprobar dónde consiguen los minerales y a desvelar públicamente la información sobre ello y sobre sus proveedores, las empresas pueden seguir beneficiándose de los abusos contra los derechos humanos", añadía.
Amnistía Internacional y Afrewatch piden también a China que exija a sus empresas del sector extractivo que operen en el extranjero que investiguen sus cadenas de suministro y aborden los abusos contra los derechos humanos en sus operaciones.
Explotación infantil
El cobalto que adquieren empresas como Huayou Cobalt en República Democrática del Congo suele extraerse de minas donde trabajan niños (incluso de siete años de edad) y adultos en condiciones muy peligrosas. Amnistía Internacional denuncia que los mineros que trabajan en las zonas donde CRM compra el cobalto corren riesgos para su salud y pueden sufrir accidentes mortales. Según sus datos, al menos 80 mineros habrían muerto en los túneles en el sur del país entre septiembre de 2014 y diciembre de 2015, aunque no conocen los datos concretos.
La organización humanitaria asegura haber comprobado que los mineros pasan horas trabajando con cobalto sin equipo de protección ni ropa de trabajo adecuadas para ese trabajo. Además, Amnistía Internacional afirma haber entrevistado a varios niños, quienes afirmaron trabajar hasta 12 horas diarias en la mina por uno o dos dólares al día. Según Unicef, en 2014 había cerca de 40.000 niños trabajando en las minas del sur de la República Democrática del Congo, muchas de ellas de cobalto.