En líneas generales, Nueva York, (seguido de Alaska y Hawaii), es el estado con mayor afiliación sindical, algo que se explica por la intensa presencia del sector público. En este estado, el 71% de los trabajadores públicos pertenecen a un sindicato. A nivel nacional, el 36% del sector público pertenece a un sindicato, pero ha […]
Dirigentes Digital
| 08 mar 2015
En líneas generales, Nueva York, (seguido de Alaska y Hawaii), es el estado con mayor afiliación sindical, algo que se explica por la intensa presencia del sector público. En este estado, el 71% de los trabajadores públicos pertenecen a un sindicato. A nivel nacional, el 36% del sector público pertenece a un sindicato, pero ha sido el sector privado el que ha experimentado una mayor caída – solo el 7% de los trabajadores pertenece a un sindicato. Según el Centro de Investigación PEW, este descenso en el sector privado se explica en parte por el impacto de la globalización en la industria manufacturera americana y un creciente rechazo empresarial a la falta de eficacia sindical.
La evolución en la afiliación sindical no ha sido la misma en todos los estados, según la radio pública NPR, el descenso ha sido más pronunciado en los estados del sur y del centro del país. De hecho, en algunos estados del sur (tradicionalmente la zona con mayor oposición a los sindicatos), la negociación colectiva está prohibida en algunos sectores públicos clave como la policía, los bomberos o la educación. Entre estos estados se encuentran Georgia, las dos Carolinas, Virginia o Texas. A mediados de los años 60, los estados ubicados en el centro-oeste del país, zona muy industrializada, eran los que tenían una mayor concentración de trabajadores afiliados a un sindicato. La pérdida de trabajos en el sector y la pérdida de afiliación sindical entre de los que mantienen su trabajo ha hecho que el número de afiliados haya caído drásticamente.
La diferencia entre un trabajador afiliado y otro que no lo está, según La Oficina de Estadística Laboral (Bureau of Labor Statistics), se encuentra en el salario y en las prestaciones laborales (como el seguro médico o la jubilación), siempre mejores cuando se trata de trabajadores amparados bajo la protección de un sindicato. De hecho, un estudio realizado en 2011, estableció una relación directa entre el descenso en la afiliación sindical y el aumento en la disparidad salarial. De media, un trabajador afiliado puede ganar a la semana $970, uno que no lo está, $763 (datos de 2014). Sin embargo, las subidas salariales son más lentas cuando se pertenece a un sindicato y, últimamente, debido a la presión de las empresas, algunos sindicatos están negociando a la baja, de tal manera que los nuevos contratados cobran menos que sus compañeros.
¿El posible renacer de los sindicatos?
A pesar de la mejora económica del país, el estancamiento de los sueldos de la clase media y la creciente desigualdad de ingresos podrían preparar el escenario laboral para que los sindicatos vuelvan a ganar protagonismo en la vida laboral del país. Entre los ejemplos más recientes, el conflicto que ha mantenido parados numerosos puertos en la Costa Oeste o la huelga en las refinerías estadounidenses.
A mediados de febrero, los puertos de la Costa Oeste recuperaron la actividad tras un conflicto laboral que ha durado nueve meses y que ha costado al sector minorista 7.000 millones de dólares, según la Federación Nacional de Minoristas (National Retail Federation). Será en los próximos meses cuando se restablezca el flujo normal de unos puertos encargados de casi una tercera parte del comercio internacional estadounidense.
En cuanto a los conflictos todavía por resolver destaca la mayor huelga de refinerías en Estados Unidos que comenzó a principios de febrero; tiene comprometida la producción de 12 plantas (entre ellas a la mayor refinería del país: Motiva Enterprises en Port Arthur, Texas) que equivale a un quinto de la capacidad de producción nacional.
Por otro lado, 6.000 profesores asistentes de la Universidad de Toronto están en huelga desde finales de febrero y en Detroit, los líderes sindicales lucharán este año por la primera subida de sueldo en una década para los trabajadores veteranos en el sector del automóvil.