Los resultados del primer trimestre de las petroleras han reflejado un desplome generalizado de los beneficios por el descenso del precio del petróleo. El mercado ha puesto en jaque al sector, han sido mejor de lo esperado. La mayoría han compensado la caída de rentabilidad con el negocio de downstream, que engloba las actividades de Refino, Química, Marketing, Trading, GLP y Gas&Power. […]
Dirigentes Digital
| 21 may 2015
Los resultados del primer trimestre de las petroleras han reflejado un desplome generalizado de los beneficios por el descenso del precio del petróleo. El mercado ha puesto en jaque al sector, han sido mejor de lo esperado. La mayoría han compensado la caída de rentabilidad con el negocio de downstream, que engloba las actividades de Refino, Química, Marketing, Trading, GLP y Gas&Power. Con el petróleo al alza había pasado a un segundo plano, pero cuando el retorno en exploración y producción caen se convierten en un auténtico salvavidas.
Solo hay que analizar los resultados de las petroleras que operan en España. En Cepsa, el negocio de exploración y producción se desplomó un 86% y sólo aportó 4 millones de euros, pero el refino y la comercialización repuntó un 392% aportando 147 millones de euros al beneficio de 163 millones. Por su parte, el Downstream de Repsol aportó al total 534 millones de euros, 84,1% más que el primer trimestre de 2014, frente a las pérdidas de 190 millones del Upstream. Con todo el beneficio ajustado creció un 74% hasta los 928 millones.
No son una excepción. Las ganancias de BP cayeron un 20%, pero la división de refino registró un beneficio 2.025 millones de euros, más del doble de los 920 que facturó en los mismos meses de 2014. Y en el caso de la francesa Total se multiplicó por tres. En Chevron se duplicaron también.
En la era del petróleo a cien dólares, las grandes petroleras se comenzaron a deshacer del negocio que ahora está salvando los muebles. BP anunció el año pasado que pondrá a la venta activos por otros 10.000 millones, que se suman a los 38.000 millones que lleva vendidos en los últimos tres años. Las ventas no sólo tienen que ver con los costes del vertido en el Golfo de México, sino con la necesidad de generar un volumen mayor de beneficios para hacer frente a la presión de los accionistas de la sociedad. Por su parte Shell ha anunciado la venta de activos por 15.000 millones de dólares en los próximos dos años. BP anunció el año pasado que pondrá a la venta activos por otros 10.000 millones, que se suman a los 38.000 millones que lleva vendidos en los últimos tres años. Las ventas no sólo tienen que ver con los costes del vertido en el Golfo de México, sino con la necesidad de generar un volumen mayor de beneficios para hacer frente a la presión de los accionistas de la sociedad. Por su parte Shell tenía puesta a la venta activos por 15.000 millones de dólares en los próximos dos años. Las grandes del sector buscaban centrarse en el negocio de la exploración y producción, pero la repentina caída del crudo ha paralizado la reestructuración de muchas de ellas.
La otra decisión estratégica para encajar el escenario ha sido reducir las inversiones y detener los proyectos de extracción. Desde que los precios comenzaran a bajar en el conjunto de la industria se ha reducido la inversión en 100.000 millones de dólares, según The Conference Board. En Australia se han retrasado, paralizado o detenido 10 proyectos petroleros por valor de 34.500 millones de dólares desde que se inició la caída de los precios del crudo el verano pasado. En Canadá se ha puestos en suspenso una inversión de 29.200 millones de dólares por sus altos costes de producción. En Noruega se ha postergado tres proyectos por importe de 19.300 millones de dólare y en Estados Unidos por valor de 12.500 millones.