Aún no está claro que ocurrirá con las cláusulas suelo. Pero lo que sí está claro es que aún va a dar mucho de qué hablar a ambos lados de la mesa: las entidades y los reguladores. De momento, la banca sigue preocupada por los costes que le supondrá hacer frente a este asunto. Y, […]
Dirigentes Digital
| 30 oct 2015
Aún no está claro que ocurrirá con las cláusulas suelo. Pero lo que sí está claro es que aún va a dar mucho de qué hablar a ambos lados de la mesa: las entidades y los reguladores. De momento, la banca sigue preocupada por los costes que le supondrá hacer frente a este asunto. Y, aunque las cifras no están claras, sí que pueden ser un buen pellizco.
Por ejemplo, en el caso de la asociación Denuncias Colectivas, cifran el impacto para la banca en unos 20.000 millones de euros. En cambio, desde Ahorro Corporación esta cifra asciende hasta los 36.000 millones de euros. Esté donde esté la frontera, lo cierto es que los balances lo empiezan a notar.
La semana pasada, CaixaBank y Bankia anunciaban la eliminación de las cláusulas suelo de sus hipotecas. En el caso de la entidad catalana, subrayaba que el balance se mantiene fuerte, el esfuerzo de saneamiento continúa para limpiar los problemas pasados, pero con un ratio de solvencia de los más altos del mercado español.
"Hemos terminado el proceso de eliminar las cláusulas suelo a todos nuestros clientes", apuntaba Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank. Gortázar quiso especificar que esas cláusulas suelo fundamentalmente venían de otras entidades adquiridas por la entidad, como Barclays. Por su parte, el coste de las cláusulas suelo ha sido de 220 millones de euros (aunque el 80% de ese coste se refleja ya en sus resultados). De momento, la entidad señaló que no se devolverá la cantidad de las cláusulas suelo de forma retroactiva.
¿Qué opina la banca?
La Asociación Española de Banca (AEB) prefiere ser prudente y esperar a que el Tribunal de Justicia se pronuncie sobre este asunto. No obstante, el presidente de la asociación, José María Roldán, ha señalado en numerosas ocasiones que "los bancos proveen a sus clientes de diversos servicios, gran parte de ellos de pago. Me refiero a tarjetas de crédito y de débito, cajeros automáticos que permiten la retirada de efectivo, cómoda y rápida, etc".
"No obstante, un entorno tan persistente de tipos bajos complica sobremanera la obtención de resultados por parte de los bancos", insiste Roldán. Por una parte, el descenso de tipos comprime los márgenes entre el activo y el pasivo. En la medida en que una importante parte del pasivo, los depósitos transaccionales, no tienen coste para los bancos, el descenso de los tipos disminuye el valor de esa fuente de financiación y de generación de márgenes. Por otra parte, los entornos de tipos de interés bajos se asocian con curvas de tipos planas, esto es, se reduce hasta casi extinguirse la diferencia entre los tipos a corto plazo y los tipos a largo. Ese aplanamiento resta valor al núcleo del negocio bancario que, como hemos dicho, consiste en la transformación de plazos, es decir, prestar a largo y financiarse a más corto plazo. De ahí que las entidades ‘luchen’ para evitar más penalización por las claúsuslas suelo.
No es un secreto que, a la espera de la respuesta de Bruselas, las entidades intenten eludir posibles multas o la posibilidad de devolver lo cobrado por esas cláusulas suelo por el impacto que esto pueda tener en sus cuentas.