El estudio "Los efectos de la flexibilidad salarial sobre el crecimiento y el empleo", firmado por Rafael Doménech, Juan Ramón García y Camilo Ulloa, también concluye que si en 2008 el mercado laboral hubiera sido más flexible (como ocurrió a partir de 2012) se podría haber evitado la destrucción de cerca de dos millones de […]
Dirigentes Digital
| 22 mar 2016
El estudio "Los efectos de la flexibilidad salarial sobre el crecimiento y el empleo", firmado por Rafael Doménech, Juan Ramón García y Camilo Ulloa, también concluye que si en 2008 el mercado laboral hubiera sido más flexible (como ocurrió a partir de 2012) se podría haber evitado la destrucción de cerca de dos millones de empleos durante los años de crisis.
De haber sido así, se podría haber evitado un aumento del 8% en la tasa de desempleo, lo que supondría no haber alcanzado el máximo del 26,94 %en el primer trimestre de 2013. La tasa se habría quedado, según las proyecciones de BBVA Research, en el 19%.
Según el informe, las repercusiones de las reformas laborales de 2010 y 2012 han sido positivas en la producción y el empleo pese a "sus potenciales efectos deflacionistas", que han sido reforzados por aspectos como la reducción de las primas de riesgo, una consolidación fiscal gradual o una política monetaria más expansiva.
El documento subraya que con el II Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva (AENC) 2012-2014 y la reforma laboral de 2012 se inició una nueva etapa del mercado laboral caracterizada por más flexibilidad interna con el crecimiento moderado o la reducción de las horas trabajadas y de los costes laborales.
Además, hace hincapié en que ambas medidas "contribuyeron a la ruptura del circulo vicioso" de aumento del salario real y de la destrucción de empleo en el que se encontraba la economía española desde el primer trimestre de 2008 al cuarto de 2011. La mayor flexibilidad salarial propició que el crecimiento del empleo a partir del cuarto trimestre de 2013 se produjera "antes y con mayor intensidad que la esperada por el consenso económico a principios de ese año".
Pese a los efectos positivos de los cambios del mercado laboral sobre la economía, el informe advierte de que son necesarias medidas adicionales ante las debilidades estructurales que persisten en el mercado laboral, como son la alta temporalidad, el desempleo de larga duración, el desajuste entre oferta y demanda o una tasa de paro estructural "todavía muy elevada".