Con estas obras, el Museo del Prado añade dos piezas más a su colección del pintor florentino, del que hasta ahora solo contaba exclusivamente con su Anunciación. Además, incorpora así nuevas obras perteneciente a la pintura del primer renacimiento italiano. Ambos lienzos han sido adquiridos gracias a la contribución de terceros. La Virgen de la […]
Dirigentes Digital
| 27 ene 2016
Con estas obras, el Museo del Prado añade dos piezas más a su colección del pintor florentino, del que hasta ahora solo contaba exclusivamente con su Anunciación. Además, incorpora así nuevas obras perteneciente a la pintura del primer renacimiento italiano.
Ambos lienzos han sido adquiridos gracias a la contribución de terceros. La Virgen de la granada ha sido incorporada a la colección del Prado gracias a la colaboración del Estado y la Fundación Amigos del Museo del Prado y el Funeral de San Antonio abad es una donación personal del duque de Alba, Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo.
La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, el ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, y el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, acompañados por varios de los donantes de las obras: Carlos Fitz-James Stuart, duque de Alba; Carlos Zurita, duque de Soria y presidente de la Fundación Amigos del Museo del Prado; José Pedro Pérez-Llorca, presidente del Real Patronato del Museo del Prado; y Miguel Zugaza, director del mismo, han dado por inaugurada la instalación especial, que durará un año aproximadamente, de ambas obras en el contexto de la colección.
Tras la aprobación de la adquisición de la Virgen de la granada y la aceptación de la propuesta de donación de Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, XIX duque de Alba de Tormes, del Funeral de San Antonio abad, ambas obras de Fra Angelico, el pasado miércoles en la sesión plenaria del Real Patronato del Museo del Prado, el Museo del Prado expone en la sala 49 estas obras.
La incorporación de ambas obras al Museo del Prado constituye un importante refuerzo a su colección de pintura italiana del primer Renacimiento, ya que la colección pictórica del Prado, aunque excepcional, presenta dos llamativas lagunas, como consecuencia de circunstancias históricas (pintura holandesa del siglo XVII) y avatares del coleccionismo (pintura italiana anterior a 1500). Esta segunda laguna se explica porque, cuando esta pintura empezó a interesar en el siglo XIX, ni el recién creado Museo del Prado ni los coleccionistas españoles pudieron competir con sus homólogos americanos y europeos por su adquisición.
La reducida colección de pintura italiana anterior a 1500 ingresó en el Museo del Prado, en su mayor parte, avanzado el siglo XX, gracias al legado de Francesc Cambó.