La rigidez de salarios del mercado laboral español provocaba que durante los primeros años de la crisis mientras el paro crecía a marchas forzadas, también lo hacían los sueldos. Según el estudio de Los efectos de la flexibilidad salarial sobre el crecimiento y el empleo de BBVA Research, España fue de los pocos países en los que se produjo esta circunstancia ante el impacto de la crisis. Desde 2008 a 2011, la destrucción de empleo creció un 13%, los salarios crecieron un 5,9%.
Sólo a partir de 2012, con las medias introducidas en el mercado de trabajo con la reforma laboral cambió la tendencia. Según las proyecciones de los expertos de BBVA, "si las exigencias salariales observadas, en promedio, durante 2010 y 2011 hubieran continuado se habrían perdido 910.000 empleos adicionales hasta 2015 y la tasa de paro habría sido 5,1 puntos porcentuales superior a la observada actualmente, es decir se mantendría aún por encima del 25%".
El estudio indica que a largo plazo, la destrucción añadida de empleo podría llegar hasta 1.500.000 empleos y la tasa de paro, repuntar 6,3 puntos porcentuales.
El trabajo también hace estimaciones sobre el periodo de crisis desde 2008 a 2012, si se hubiera introducido posibilidad de rebajar de salarios con mayor facilidad. Se habría evitado la destrucción de cerca de 2.000.000 empleos en el largo plazo y la tasa de desempleo sería hoy del 12,9 % frente al 201% actual.
El informe también apunta que la ausencia de flexibilidad salarial en España ha sido también causa y efecto de la elevada
temporalidad. "Cuando en la negociación salarial priman los intereses de los trabajadores con contratos fijos frente al de los trabajadores desempleados o con contratos temporales, los salarios son más rígidos", explican, y añaden que "las
empresas tienen incentivos a utilizar el empleo temporal como un margen de flexibilidad con el que hacer frente a la incertidumbre y a las perturbaciones de demanda que afectan a sus ingresos". Todo ello hace necesario potenciar los efectos de los cambios en la regulación laboral introducidos a partir de 2012, fomentando la contratación indefinida.
Si bien la reforma laboral aprobada en 2012 y las medidas complementarios adoptadas desde entonces han contribuido a reparar algunas de las deficiencias del mercado de trabajo, señalan, los elevados niveles de paro y temporalidad demandan nuevas actuaciones. Los expertos recomiendan reformar el sistema de contratación para incentivar el empleo indefinido y reducir drásticamente la temporalidad, al tiempo que se avanza en la modernización de la negociación colectiva.