Se dice que con el tiempo el perro llega a parecerse a su dueño y, tal vez, ocurra en algunas ocasiones. Algo similar sucede en la oficina con la forma en la que se desarrolla el trabajo. Algunas organizaciones las personalizan con escritorios, sofás y fotografías familiares esparcidas por todo el espacio, mientras que otras […]
Dirigentes Digital
| 11 jun 2015
Se dice que con el tiempo el perro llega a parecerse a su dueño y, tal vez, ocurra en algunas ocasiones. Algo similar sucede en la oficina con la forma en la que se desarrolla el trabajo. Algunas organizaciones las personalizan con escritorios, sofás y fotografías familiares esparcidas por todo el espacio, mientras que otras prefieren austeridad.
Las herramientas en los espacios de trabajo también difieren según la empresa. A algunas les basta con una silla y un escritorio; pero otros necesitan monitores, espacios insonorizados, telefonía IP, conexión de red, videoconferencia directamente desde su escritorio y muchos instrumentos más.
Una afirmación que emerge de lo anteriormente comentado es que la ‘oficina’ y el ‘espacio de trabajo’ ya no son sinónimos. Un espacio de trabajo es únicamente eso, un lugar que puede albergar alguna infraestructura útil pero que básicamente es un lugar. La oficina, por su parte, es un ‘pack‘ completo, construido a partir de una diversidad de elementos: videoconferencia en tiempo real, pizarras reales o virtuales, aplicaciones de software y formas de acceder a ellas, etc. En definitiva, todas aquellas herramientas necesarias para desarrollar correctamente el trabajo porque, aunque el trabajador puede ocupar diferentes espacios, la necesidad de una solución de oficina es la misma, sea cual sea su emplazamiento.
A menudo, el trabajador cuenta con cierta libertad para seleccionar su espacio de trabajo pero la organización, por lo general, prefiere equiparar a todos sus empleados en una misma oficina donde imponer sus políticas, estilo de trabajo, tareas o deseos personales, todo ello cambiando rápidamente debido a la globalización. Incluso aquello que antes parecía importante está cambiando y, debido a la constante evolución, las mejores herramientas de apoyo son las que forman una base sólida y adaptable.
"No es el momento de comprar una vaca si existe la posibilidad de que la próxima semana tengas necesidad de leche de soja; pero sí es un buen momento para conseguir una nevera que mantenga fresca cualquier tipo de leche", comenta Jeffrey Rodman, cofundador y consejero de Polycom. "En el lenguaje de la Universidad de California eso significa interoperabilidad entre marcas y protocolos, integración entre herramientas y estilos de trabajo y capacidad para adaptarse y crecer".
El espacio de trabajo, al disponer de ubicación fija, puede contar con una plataforma de servicios estable de alta fiabilidad para los empleados. Obviamente, no se puede disponer de todos los accesorios, ni la mayoría de los trabajadores necesitan una docena de núcleos de procesamiento de video o una impresora 3D, pero los mejores espacios siempre cumplen unos requisitos básicos como el acceso WiFi, asientos ergonómicos, estabilidad de las conexiones telefónicas y de red y un ambiente agradable, cómodo y eficiente que incite a interactuar, discutir y sintonizar con los compañeros cuando el trabajo lo requiera, que facilite la colaboración.
No podemos saber exactamente cuál será el futuro del trabajo porque los objetivos y su naturaleza están en constante cambio. Desde Polycom explican que se pensaba que al menos los trabajos vinculados a ubicaciones físicas (dependiente, taxista o médico) podrían permanecer intactos; pero aplicaciones como Ebay, Mytaxi o Google ya han conseguido transformarlos. Muchas cosas cambian, pero la conversación y la colaboración entre las personas seguirán siendo cruciales y la herramienta que permita desarrollarlas a nivel global será la base del espacio de trabajo del futuro.