Se esperaba avances en la reunión entre Hollande, Merkel, Draghi, Dijsselbloem y Tsipras para avanzar en la negociación con Grecia para desbloquear el último tramo del rescate. La Cumbre de jefes de Estados debería haber dado luz verde a la ayuda al país, pero la situación sigue atascada. La minicumbre que se alargó hasta altas horas de la madrugada para acorrarlar al primer ministro griego para arranles avances y compromisos firmes. Tsipras se encuentra entre la espada y la pared para cumplir con las promesas con las que ganó las elecciones, convencer a sus socios con las reformas y acelerar las negocianes para esquivar la quiebra absoluta del país. La reunión se saldó con una nueva amenaza a Grecia para que presente un nuevo listado de reformas y avances, que tendrá que presentar en unos días.
Hace un mes Grecia, presentó a los ministros de Economía una serie de compromisos con los que bloqueaba parte de programa electoral como la paralización de las privatizaciones. Pero los socios insisten en hechos. A esto se une, los problemas que están los funcionarios de la Unión Europea para avanzar en los detalles técnicos de los acuerdos. Desde Bruselas, se han filtrado informes sobre los incovenientes que está poniendo el Gobierno de Tsipras con los técnicos para dar marcha atrás en los compromisos adquiridos. Para varios técnicos es imposible que en abril, cuando se debería dar luz verde a que Grecia salga del segundo rescate, salga una evaluación positiva del país.
Grecia está perdiendo las pocas simpatías que tenían dentro de Europa. Uno de sus valedores, el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, ya ha advertido que la permanencia de Grecia no se producirá a cualquier precio. Juncker, el presidente de la Comisión, hasta ahora, uno de los líderes europeos, ha endurecido su discurso para que el país cumpla con sus compromisos. Y el ministro de Finanzas de Alemania, Wolfgang Schäuble, ya habla abiertamente de un posible accidente.
Tsipras ha acudido a la Cumbre de jefes de Estado bajo el brazo aprobando en el Parlamento griego la ley antiausteridad, que compromete ayudas a los ciudadanos más desfavorecidos y una amnistía fiscal para los deudores del Estado. El paquete de medida era uno de los más esperados por la población griega y una de las líneas rojas impuestas por Bruselas. El Eurogrupo advirtió a Atenas que no podía tomar decisiones sobre gasto público de manera unilateral. Buena parte de las iniciativas como los vales de comida, ayudas a la vivienda o el suministro de luz para las clases más emprobecidas supondrán un coste de 200 millones. Algo que según el Ejecutivo quedará financiado con los ajustes ministeriales y la amnistía fiscal que perdonará los intereses y sanciones a los deudores con Hacienda a cambio de pagar los impuestos.