La revolución energética había llegado con la técnica del fracking. La extracción de gas y petróleo a través de presión hidráulica permitía acceder a reservas de hidrocarburos inaccesibles. Estados Unidos alcanzaría la independencia energética y grandes ciudades crecía alrededor de la industria con pleno empleo y sueldo estratosféricos para los trabajadores con reportajes fastuosos en […]
Dirigentes Digital
| 13 ene 2015
La revolución energética había llegado con la técnica del fracking. La extracción de gas y petróleo a través de presión hidráulica permitía acceder a reservas de hidrocarburos inaccesibles. Estados Unidos alcanzaría la independencia energética y grandes ciudades crecía alrededor de la industria con pleno empleo y sueldo estratosféricos para los trabajadores con reportajes fastuosos en Dakota del Norte con pleno empleo. Algunas voces apuntaban que las nuevas compañías que se habían lanzado a la aventura del nuevo Dorado se estaban endeudando más de la cuenta con unas previsiones irreales, pero quedaban ahogadas por el debate si el fracking era peligroso. El nuevo modelo da los primeros síntomas de que ha estallado la burbuja.
El desplome del precio del petróleo hace inviable los proyectos de estas compañías, con la cotización en niveles de 50 dólares el barril hace que la exploración, perforación y extracción no sea rentable. Según los medios estadounidenses, el sector acumula una deuda de 200.000 millones de dólares, frente a los 128.000 millones de dólares de hace cuatro años. Una cifra que ofrece argumentos para pensar que durante estos años mientras Estados Unidos salía de la crisis se estaba inflando una nueva burbuja financiera. El dinero barato inyectado por la Reserva Federal en el sistema financiero ha favorecido el endeudamiento de estas compañías.
Miles de empresas nacieron al calor del desarrollo de la nueva técnica de extracción y el capital voló rápidamente en esa dirección para impulsar a la nueva industria. El modelo ha copiado los pasos a lo que pasó con las energías renovables en España. Los grandes y seguros retornos de inversión convirtieron un sector productivo en una oportunidad de inversión.