El desafío de Putin a Occidente se extiende a territorio sirio. Como si se tratara de la Guerra Fría, desde que Bashar el Asad emprendiera su sangrienta represión contra la oposición y el pueblo sirio, Rusia se mueve entre bambalinas para apoyar al dictador frente al bloque occidental, liderado por Estados Unidos. Pero la partida […]
Dirigentes Digital
| 11 sep 2015
El desafío de Putin a Occidente se extiende a territorio sirio. Como si se tratara de la Guerra Fría, desde que Bashar el Asad emprendiera su sangrienta represión contra la oposición y el pueblo sirio, Rusia se mueve entre bambalinas para apoyar al dictador frente al bloque occidental, liderado por Estados Unidos. Pero la partida se ha complicado para todos con la irrupción del Estado Islámico en la guerra civil que devasta el país, intentando aprovechar el conflicto para expandir su califato desde Irak, algo que está consiguiendo.
La crisis de refugiados en las fronteras europeas ha hecho replantarse su posición sobre el caos sirio a países como Reino Unido y Francia. Hasta ahora las potencias europeas apoyaban al bloque aliado, con Estados Unidos a la cabeza, en territorio iraquí con unidades aéreas, pero el primer ministro, David Cameron, ha reconocido esta semana que el país ha intervenido militarmente en Siria para batir a miembros británicos del EI con fuerzas aéreas. Francia, también reconocía más de una incursión y el presidente de la República, François Hollande, anunciaba, que autorizaba misiones de rastreo en territorio sirio para apoyar la ofensiva contra el califato.
El EI tiene prácticamente arrinconado al régimen de El Asad controlando el sur del país y grandes extensiones del sur y centro. Los aliados se debaten como frenar la ofensiva sin yihadista sin reforzar el régimen de Damasco. Rusia que desde 2010 ha apoyado abiertamente al dictador directamente no está dispuesta a desaprovechar la ocasión para aumentar su internacional.
Distintas fuentes internacionales acusaban a Rusia de dar apoyo aéreo a las milicias de Bashar el Asad frente a los yihadistas, el Kremlin rechazaba a las acusaciones, pero al mismo tiempo admitía que había enviado material militar y asesores al régimen. Moscú se ha negado a dar detalles de la presencia militar en Siria, Estados Unidos teme que a través de Lataquía hayan introducido tanques y armas pesadas. Rusia desde el principio se ha mostrado como un firme aliado de Bashar el Asad, junto a China ha bloqueado posibles resoluciones ONU para que la ONU pudiera intervenir en el conflicto.
Ahora la Rusia de Putin vuelve a enseñar músculo militar para influir de forma decisiva en Siria, que va a abocada a la partición efectiva del país, con el EI consolidando sus posiciones. La principal objetivo de Moscú es obligar a Estados Unidos y el resto de países a aceptar al presidente sirio Bashar el Asad como parte de la solución para contener las fuerzas del EI.
Algo que actualmente es valorado por las potencias occidentales. Prueba de ello, es la posición del ministro de Exteriores de España, José Manuel García Margallo, que durante su visita estancia en Irán, aliado natural y de facto de Asad, dijo que era momento de iniciar las negociaciones con el régimen de Damasco.
El giro de las potencias aliadas respecto a Siria y si aceptarán las exigencias rusas se resolverán este mes durante la Asamblea General anual de las Naciones Unidas, donde Putin se puede podrá presentar como la llave contra el Estado Islámico.