Los griegos vuelven a la posición de salida tras el efímero paso de Syriza por el Gobierno. El mandato de Tsipras solo duro siete meses. Pero siete meses intensos. Tiempo suficiente para pasar de la euforia y la esperanza a la desilusión. El país ha estado más cerca que nunca del abismo de salir del […]
Dirigentes Digital
| 18 sep 2015
Los griegos vuelven a la posición de salida tras el efímero paso de Syriza por el Gobierno. El mandato de Tsipras solo duro siete meses. Pero siete meses intensos. Tiempo suficiente para pasar de la euforia y la esperanza a la desilusión. El país ha estado más cerca que nunca del abismo de salir del euro, ha sufrido un corralito y tiene encima un nuevo rescate, igual o más duro que los anteriores. El desgaste de la crisis ha terminado por tumbar al Gobierno de Tsipras que convocó de nuevo elecciones tras dejar encarrilado la nueva ayuda de la troika a finales de agosto.
Las encuestas ofrece un empate técnico entre Syriza y los conservadores de Nueva Democracia. La coalición de izquierda se presenta a los comicios debilitada por la escisión de una parte del partido, que rechazaba un nuevo rescate, y por las menores expectativas electorales. Tsipras espera que los ciudadanos le devuelvan la confianza deposita a principio de año. Pero esta vez no capitaliza la ilusión de cambio y el cabreo generalizado con la crisis. En los pocos meses de poder, no ha podido cumplir con sus principales promesas y las negociaciones con Europa han marcado su gestión, que le han supuesto atravesar las líneas rojas de la formación.
Se espera una pérdida de votos importantes por parte de Syriza, mientras los sondeos muestran la emergencia de Nueva Democracia, tras cosechar el pasado mes de enero un desplome histórico. Hasta el punto que las últimas encuestas publicadas en el país le dan la victoria por décimas. La derrota supuso la dimisión del ex primer ministro Antonis Samaras al frente de la formación. La convocatoria pilló por sorpresa al partido conservador que todavía no había elegido nuevo líder. Evangelos Meimarakis, encargado de la etapa de transición del partido, se ha tenido que presentar como candidato. Contra pronóstico se ha convertido en una seria alternativa a Syriza, con un mensaje sereno y conciliador; se ha comprometido a cumplir las condiciones del rescate y formar un Gobierno de coalición.
Ningún partido con posibilidades reales ofrece un programa de rechazo total al rescate y abrir la posibilidad de salir del euro, como ocurrió con Syriza; aunque la bandera anti austeridad sigue presente en la campaña. Panagiotis Lafazanis, ex ministro de Energía de Syriza, abandera esta opción al ponerse al frente de Unidad Popular tras romper con el partido de Tsipras, pero las encuestas apenas le dan representación en el parlamento griego.
Las encuestas salvo por el liderazgo del país apenas apuntan a cambio en el parlamento respecto a las pasadas elecciones. El partido neonazi Amanecer Dorado podría repetir como tercera fuerza en estas elecciones superando el 10% que obtuvo en enero y todo ello con la cúpula del partido en prisión por pertenecer a banda criminal. Su líder Nikolaos Mijaloliakos salió de la cárcel en marzo tras cumplir el plazo máximo de 18 meses que marca la legislación para la prisión preventiva, pero sigue en arresto domiciliario.
Los socialistas de PASOK con la cara nueva de Fofi Gennimata no mejorará sus resultados y rivalizará por los escasos votantes de la izquierda socialdemócrata con el partido de su antiguo líder Yorgos Papandreu, que llegó a gobernar el país.
Desparecen del mapa parlamentario, el socio de Gobierno de Syriza, ANEL, que representa a la derecha nacionalista. Mientras To Potami podría repetir como cuarta fuerza, mejorando sus resultados. La formación del carismático Stravos Theodorakis apoyo con sus votos a Syriza para sacar adelante el rescate y ha defendido un Gobierno de coalición para salir de la crisis.