Las dudas sobre la situación financiera de la compañía sevillana salieron a la palestra ya a mediados del año que viene; el valor ha experimentado un continúo ir y venir de hundimientos y rebotes en los últimos tiempos, pero la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha pasado de puntillas sobre la situación y […]
Dirigentes Digital
| 04 dic 2015
Las dudas sobre la situación financiera de la compañía sevillana salieron a la palestra ya a mediados del año que viene; el valor ha experimentado un continúo ir y venir de hundimientos y rebotes en los últimos tiempos, pero la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) ha pasado de puntillas sobre la situación y solo requirió información adicional al grupo sobre las cuentas anuales pasados unos meses y respecto a la desinversión ejecutada en Abengoa Yield.
El de Abengoa es sólo el último caso en la ya larga lista de errores del supervisor, que cuenta con casos tan sonados como el de Gowex, Banco Madrid o Bankia. Más sangrantes si cabe estos dos últimos pues pasaron también los controles del Banco de España sin que sonara ni una sola alarma.
El organismo presidido por Elvira Rodríguez gusta de "tirar balones fuera". En el caso de la cotizada del MAB, abrió una investigación a BME, gestor del mercado de valores, para determinar sus responsabilidades. Mientras que en lo que respecta a la salida a Bolsa de Bankia aseguró que "hizo todo lo que tenía que hacer" en el proceso, añadiendo que "se analizó toda la información contable que venía de las cajas que posteriormente formaron Bankia, se analizaron todas las auditorías y se revisó toda la información que se presentaba".
También este año la CNMV ha tenido que hacer rente a una investigación por una presunta trama de corrupción en su seno. La Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía (UDEF), bajo la Operación Parqué, investiga si el organismo encargado de velar porque no se produzcan abusos en el mercado ha concedido y retirado licencias para operar en el mercado español a cambio de favores, tal y como publicaban varios medios de comunicación.
Ante esto, el regulador daba su versión de los hechos y "matizar algunos extremos que no se ajustan a la realidad de los acontecimientos". En concreto, destacaba que "las investigaciones en marcha se encuentran aún en una fase muy preliminar y se refieren, exclusivamente, a dos denuncias referidas a sendos expedientes de la CNMV iniciados en los años 2005 y 2011".
Pagarés, mala práctica en la comercialización de ciertos productos financieros, especulación o falta de transparencia, empresas que se han saltado a la torera todas las normas que rigen el buen funcionamiento de los mercados… La lista negra de los supervisores españoles es larga y pese a los profundos cambios en los mercados en los últimos años de crisis, la situación organizativa de la CNMV no ha variado sustancialmente.
Pero eso no es solo culpa de la normativa. "Si es un problema de personal o falta de competencias, ¿por qué no lo han solucionado ya? ¿no han pasado bastantes cosas en los últimos años para poner en marcha todas estas medidas?", señalaban fuentes financieras a finales del año pasado. Por su parte, uno de sus expresidentes más mediáticos, Manuel Conthe, apuntaba a problemas más profundos: "En ocasiones, la vicepresidencia no ha funcionado por tensiones internas en el consejo". Aunque de una manera formal quiso aclarar que "ahora hay una colaboración pacífica". Conthe hacía alusión también a las dificultades para mantener la independecia que se espera de una institución de este tipo en años pasados. "El Gobierno de turno iba invadiendo el consejo", aseguraba.
El semáforo del riesgo se queda corto
El semáforo por el que se pretende facilitar al inversor la identificación de los distintos productos financieros según su distinto nivel de riesgo implementado por el Ministerio de Economía y apadrinado por la CNMV, no sólo no ha conseguido tranquilizar al sector, sino que ha sido duramente criticado.
Para empezar, porque se rebajan de 8 a 6 los niveles de riesgo. Y para terminar, porque en realidad, no incluye activos de verdadero peligro como los derivados. Ni tampoco fondos de inversión, que se rigen por otros requisitos de la CNMV que, a juicio de los expertos, también dejan mucho que desear.