Es un vino fresco, ligero y agradable, con la intensidad aromática que le aporta la garnacha con la que se elabora, variedad típica del Mediterráneo, para ser disfrutado a copas, sin complicaciones. Descorchar una botella de Viña Esmeralda Rosé es como respirar la brisa mediterránea envuelta del aroma de los rosales al pie del viñedo. […]
Dirigentes Digital
| 14 abr 2016
Es un vino fresco, ligero y agradable, con la intensidad aromática que le aporta la garnacha con la que se elabora, variedad típica del Mediterráneo, para ser disfrutado a copas, sin complicaciones. Descorchar una botella de Viña Esmeralda Rosé es como respirar la brisa mediterránea envuelta del aroma de los rosales al pie del viñedo.
Aroma floral y frutal al mismo tiempo, delicado y perfumado, donde aparecen frutas rojas y cítricas, con un fondo de melocotón blanco. La crianza sobre lías durante cuatro meses le da redondez y volumen en boca, convirtiéndolo en un vino seductor, idóneo para tomar acompañado durante las puestas de sol, aperitivos en una terraza o cenas románticas en un restaurante con vistas panorámicas.
Servido bien fresco, marida especialmente bien con ensalada caprese, pescado ahumado, carpaccio de carne, comida asiática o queso de cabra. La elegante etiqueta en forma de escudo de Viña Esmeralda es aquí de color rosa pálido, como el vino que ahora atesora la botella, que también mantiene su forma de gota, única, transmitiendo frescura y delicadeza.
Una botella que no solo es bella sino también respetuosa con el medioambiente, ya que al ser más ligera que una botella estándar permite reducir las emisiones de CO2 que se generan durante su transporte y que son causantes del cambio climático, una de las mayores preocupaciones de Bodegas Torres.
Viña Esmeralda Rosé, amparado bajo la DO Catalunya, se estrena con la añada 2015 y una producción limitada, dirigida especialmente a la restauración nacional e internacional.