“El empleo público en España adolece de dos patologías sistémicas: el uniformismo y la rigidez”, ha señalado Francisco Longo, director general adjunto de ESADE y coautor del estudio “El empleo público en España: Desafíos para un Estado Democrático más eficaz”, elaborado por investigadores del instituto, editado por IEE y presentado este miércoles en la sede de […]
Dirigentes Digital
| 09 mar 2017
“El empleo público en España adolece de dos patologías sistémicas: el uniformismo y la rigidez”, ha señalado Francisco Longo, director general adjunto de ESADE y coautor del estudio “El empleo público en España: Desafíos para un Estado Democrático más eficaz”, elaborado por investigadores del instituto, editado por IEE y presentado este miércoles en la sede de la CEOE. El análisis muestra una radiografía de la situación y evolución del empleo en el sector público desde el inicio de la crisis económica de 2008. En términos comparativos, durante la recesión se destruyeron hasta 3.201.100 puestos de trabajo en el sector privado (-18%), mientras que en el sector público “el empleo se ha mantenido en unos niveles relativamente estables”, ha añadido el profesor. En esta línea, la EPA recoge que la ocupación en el sector público aumentó de forma continuada en la década de los 2000 hasta alcanzar el máximo histórico de 2011, con 3,2 millones de trabajadores. Tras aumentar en 310.000 personas en los años más duros de la crisis (2007-2011), entre 2011 y 2014 se destruyeron hasta 347.000 puestos (-10,6%), lo que retornó los niveles a los registrados en 2008. Sin embargo, entre 2014 y 2015 volvió a registrarse la tendencia creciente que caracteriza al sector, coincidiendo con los ciclos electorales. “Los datos reflejan una fuerte tendencia expansiva del empleo público que se alimenta del ciclo económico positivo y es muy resistente a las etapas negativas”, ha explicado Longo. Por otro lado, la recesión sí provocó la aplicación de políticas de control y ajustes en el tamaño del sector público en los principales referentes europeos (Alemania, Francia y Reino Unido), que a su vez muestran niveles de efectividad en sus administraciones bastante por encima de los españoles. “Se han realizado ajustes imperativos para sanear las finanzas públicas durante la crisis pero no reformas a fondo del empleo público”, ha señalado José Luis Feito, presidente del IEE. Entre los principales problemas del empleo en el sector público español destacan el envejecimiento, la temporalidad y el bajo índice de cualificación. En 2014, el número de empleados de más de 60 años superó al de los menores de 30, y en dos años el diferencial ha aumentado ya tres puntos porcentuales. Actualmente, el 63% de la plantilla pública supera los 50 años. Este factor, unido a las altas tasas de temporalidad (las mayores de la UE tras Polonia) son las principales causas de “déficit de cualificación” observado entre el personal de las administraciones. “El déficit de cualificación del capital humano del sector público, preocupante en un contexto de complejidad creciente, se ve agravado por dos factores: el envejecimiento y la temporalidad”, ha continuado el representante de ESADE. Los bajos requisitos formativos contrastan con el alto porcentaje de empleados públicos con titulación universitaria, muy por encima de la media europea, lo que refleja una clara tendencia a la “sobre cualificación”. “Este fenómeno implica, entre otros problemas, un serio desperdicio del talento”, ha puntualizado Longo. Como principales conclusiones, la necesidad de que las administraciones tomen medidas para asegurar el rejuvenecimiento de las plantillas, la retención del talento y la flexibilidad en la contratación y en la regulación de cada ámbito de actividad. “Los expertos coinciden en que las políticas de empleo público deberían dar prioridad en los próximos años a la renovación y rejuvenecimiento de las plantillas con un fuerte énfasis en la dotación de talento cualificado y directivo, la introducción de prácticas avanzadas y flexibles en la selección y la evaluación, la apertura del abanico salarial y la aproximación de las políticas salariales a sus mercados de referencia”, ha resumido el profesor.