El primer gran cambio del sector de la moda en el mundo fue el revés en las economías de los BRIC, antes vistos como la solución a la crisis económica en Occidente. Esto obligó a las grandes compañías de la industria a buscar otros posibles mercados en los que desembarcar, y ahora pisan con fuerza […]
Dirigentes Digital
| 13 mar 2017
El primer gran cambio del sector de la moda en el mundo fue el revés en las economías de los BRIC, antes vistos como la solución a la crisis económica en Occidente. Esto obligó a las grandes compañías de la industria a buscar otros posibles mercados en los que desembarcar, y ahora pisan con fuerza países como Marruecos, Egipto, Sudáfrica, Chile o Perú. Según el último informe del sector de KPMG, las empresas tienden a buscar alianzas cuando quieren desembarcar en mercados muy distintos culturalmente o que son complejos para hacer negocios, como Oriente Medio, China o Latinoamérica. El 9% de las firmas de moda llegaron en 2015 a otros países de la mano de un grupo local o de un distribuidor que conociese el país. Para Europa, a veces los grupos de distribución de moda ejercen de puente para empresas internacionales que quieren desembarcar allí. Y una vez instalados en un país, algunos grupos deciden tomar el control del negocio en él y por ello compran la filial. Latinoamérica se presenta como una de las regiones más atractivas para la moda mundial. Las optimistas previsiones del FMI sobre las economías mexicana, chilena y peruana o la creación de la Alianza del Pacífico en 2011 son solo algunos de los factores que han potenciado su atractivo en los últimos años. El 34% de los grandes grupos de moda decidió apostar por la región en 2015. México suele ser el destino preferido para que las compañías inicien su entrada en el continente, sobre todo para las empresas estadounidenses, que se benefician del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TIcan). Sin embargo, también se han registrado ciertas operaciones en otros mercados como Panamá o República Dominicana. Otra fórmula utilizada por las empresas del sector para crecer fue a través de la inversión. Según KPMG, el 13% de las compañías entraron en el capital de otra en 2015. Las salidas a Bolsa solo fueron la opción elegida para crecer por el 1% de las empresas. Las tendencias a seguir En 2013 el derrumbe del edificio Rana Plaza, en Bangladesh, causó la muerte de 1.200 personas que trabajaban en talleres textiles para grandes firmas. Este hecho puso al sector en el punto de mira, por lo que muchas de ellas iniciaron campañas de lavado de imagen para tratar de redimir el daño. En 2015, el 35% de estas empresas decidieron realizar auditorías a sus proveedores. Más allá de esto, el reciclaje (10%) o unirse a un organismo global sobre sostenibilidad (22%) son otras iniciativas que han puesto en marcha. En pleno 2017 tampoco la tecnología puede perderse de vista en un sector como la moda. El uso del Big Data es una tendencia en alza en el sector de la moda para conseguir una mayor recopilación de datos que les ayuden a identificar patrones recurrentes en los clientes y así impulsar las ventas. Pero no es la única. Cerca del 30% de las empresas han incorporado tecnología Rfid (Radio Frequency Identification), que permite identificar cada producto a través de un chip colocado en las alarmas y que les permite realizar su seguimiento desde que se distribuye hasta que se vende. Además, esta tecnología permite que a la hora de pagar el cliente no necesite esperar a que se lea el código de barras, sino que el Rfid se puede leer desde hasta siete metros, agilizando así el proceso de compra. También irrumpen con fuerza los beacons, dispositivos que pueden enviar información, descuentos o promociones al consumidor a través de Bluetooth. Igualmente, un sector tan unido al consumidor no ha podido desligarse de las redes sociales. Según KPMG, el 68% de las principales marcas de moda pusieron en marcha distintas campañas a través de redes sociales en 2015. Por supuesto, el e-commerce es otra de las grandes revoluciones que ha dado la vuelta al sector textil en todo el mundo. En 2015, el 20% de las compañías del sector introdujeron alguna herramienta enfocada a buscar sinergias entre las tiendas físicas y el canal online. Entre las más comunes se encuentra el servicio click&collect, es decir, comprar online y recoger en tienda, o el poder comprobar a través de Internet el stock de una tienda. Sin embargo, la tienda física sigue manteniendo su atractivo. Según explican desde KPMG, la deslocalización del sector hacia países con menores costes productivos ayudó a que pudiesen invertir más presupuesto en expandir sus tiendas y eso motivó la aparición de las llamadas “macrotiendas”. En 2015, el 57% de los operadores de moda amplió su red de distribución con tiendas propias, mientras que el 27% se asoció con franquiciados.