El secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría, ha presentado este martes el Informe Económico sobre España, donde recoge los principales hitos conseguidos tras la crisis y los retos de cara al futuro. Según el organismo, España ha registrado un crecimiento “robusto” (media 2,5%) durante los últimos […]
Dirigentes Digital
| 14 mar 2017
El secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ángel Gurría, ha presentado este martes el Informe Económico sobre España, donde recoge los principales hitos conseguidos tras la crisis y los retos de cara al futuro. Según el organismo, España ha registrado un crecimiento “robusto” (media 2,5%) durante los últimos tres años, perspectivas que mantiene también para 2017. Las reformas estructurales acometidas por el Gobierno durante los últimos coletazos de la crisis han contribuido a la mejora sostenible de los niveles de vida, impulsadas también por el contexto macro favorable (petróleo, BCE) y por el dinamismo de la demanda interna. Sin embargo, las bajas tasas de productividad en comparación a sus vecinos europeos y el desempleo estructural siguen siendo los principales lastres para la economía española. España crece, pero debe hacer ese crecimiento más inclusivo. La OCDE recomienda impulsar el bienestar y el PIB per cápita mediante mejoras en la productividad. La relocalización del capital en empresas poco productivas (sectores tradicionales) y los bajos niveles de inversión en innovación son las principales causas de este fenómeno histórico. El organismo recomienda en este sentido reducir las barreras regulatorias en aquellos mercados más competitivos, fomentar la inversión en I+D+i y mejorar las condiciones para aquellos negocios sostenibles. El paro es otro de los principales problemas en España. A pesar de la caída en las tasas de los últimos años, siguen siendo muy elevadas en relación al resto de la UE (la segundas detrás de Grecia), sobre todo entre los jóvenes y los parados de larga duración. Los niveles de pobreza y desigualdad también se han incrementado, debido en parte a la baja calidad del empleo, que se traduce en bajos salarios y niveles de vida. Según la OCDE, es “crucial” asegurar la formación y la creación de puestos de trabajo como garantía de un “crecimiento económico fuerte”. En este sentido, alaba la reforma laboral de 2012 y propone nuevas bajadas del coste laboral en el caso de las profesiones poco cualificadas y continuar con la flexibilización de los despidos. Las finanzas públicas son otra de las áreas de mejora para los próximos años. La deuda pública sigue siendo demasiado alta (en torno al 100% del PIB) y existen riesgos sobre su futura bajada. La reducción del déficit ha sido constante desde 2012, pero la importancia de cumplir con los objetivos sigue siendo vital para el desapalancamiento de la economía española. Al igual que la Comisión Europea (CE), la OCDE no prevé que España cumpla con el objetivo de déficit (-3%) hasta 2018, reduciendo hasta el -3,4% y el -2,8% su necesidad de financiación en los próximos dos años. En relación a la deuda, se espera que el Gobierno vuelva a incrementar el pasivo hasta el 99,6% en 2017 y el 99,4% en 2018. La conclusión de la reforma fiscal sigue siendo otra de las tareas pendientes para el Ejecutivo español. Tras algunos cambios importantes, como la reforma del sistema de pensiones o la del Impuesto sobre Sociedades, el sistema debe continuar ganando en eficiencia. Para lograr este objetivo, la organización propone eliminar algunas exenciones en el IRPF, subir IVA, IBI e impuestos especiales ligados al medio ambiente.