La decisión tomada por los británicos el pasado 23 de junio ha marcado un antes y un después en la historia de la Unión Europea. Por primera vez, un país miembro toma la decisión de marcharse, pero no es cualquiera, sino la segunda potencia económica y la quinta a nivel mundial. Dentro de las complejas […]
Dirigentes Digital
| 25 jun 2017
La decisión tomada por los británicos el pasado 23 de junio ha marcado un antes y un después en la historia de la Unión Europea. Por primera vez, un país miembro toma la decisión de marcharse, pero no es cualquiera, sino la segunda potencia económica y la quinta a nivel mundial. Dentro de las complejas negociaciones que se inician hasta abril de 2019, el acuerdo de divorcio deberá tratar la factura comprometido con los Presupuestos europeos o la situación de los ciudadanos residentes en los respectivos estados. Sin embargo, las empresas a ambos lados del charco esperan con incertidumbre a que se aclare la posterior relación comercial; donde se decidirá si Reino Unido pierde su pasaporte privilegiado al mercado común y se materializarán los costes reales para las empresas. “Ni los analistas más valientes se atreven a hacer previsiones con la posible apreciación o depreciación de la libra en los próximos meses. El miedo ante la incertidumbre de lo que ocurrirá con el Brexit ya ha tenido consecuencias, pero lo más importante aún está por llegar”, señala Pablo Gimeno, presidente del Grupo PGS. La consecuencia inmediata de la votación fue la depreciación de la libra frente al euro (en torno a un 20% acumulado), lo que se tradujo en unas exportaciones más baratas, unas importaciones más caras y el descenso del poder adquisitivo de los británicos, que podría verse agravado con la alta inflación. En un estudio preliminar, la Comisión Europea calculó que el impacto de la ‘Brexit’ sobre la UE sería “insignificante”, con pérdidas en el crecimiento del PIB de entre 0,11% y el 0,52% a largo plazo. Sin embargo, el efecto sobre la actividad británica podría ser mayor, con descensos de entre el 1,31% y el 4,21% según el escenario analizado. En otro punto se encuentran las empresas europeas, que dependen en gran medida del mercado inglés y ya están apreciando incrementos de los costes y caídas en sus beneficios por la pérdida de valor de la libra. El estudio “Plan B para el Brexit”, realizado por la consultora EY tras el referéndum, refleja que hasta el 71% de los inversores extranjeros en Reino Unido han notado ya algún impacto sobre sus negocios, sobre todo a nivel costes, márgenes operativos y ventas. En concreto, el 31% de las empresas encuestadas notó un incremento en los costes de producción. Lea aquí el reportaje completo